La tecnología ha entrando a formar parte de la vida cotidiana, lo que ha provocado una gran transformación en la forma de entender y de realizar la música de vanguardia, una revolución silenciosa llevada a cabo lejos de academias, universidades o entidades culturales. Ya en el pasado siglo XX algunos compositores como John Cage, Alvin Lucier o Cornelius Cardew abrieron nuevas vías de expresión para las músicas avanzadas, nuevos modos y maneras para los sonidos.
Estas tendencias fueron asumidas y ampliadas por músicos de distintos bagajes y aptitudes, lo que llevó, junto con el desarrollo tecnológico, al surgimiento de nuevas formas de expresión sonora, muy alejadas de las iconografías del siglo XX, en las que la palabra ‘música’ se sustituye por otro término más significativo: organización de sonido.
Sonidos de vanguardia
Composición espontánea, procesos aleatorios, estéticas del error (digital), improvisación libre dentro de contextos electroacústicos, fonografía… las vertientes musicales por las que camina hoy en día el discurso sonoro de vanguardia se han multiplicado por diez, coexistiendo con estéticas del pasado y asimilando poéticas de rescate, todo ello inmerso en un constante e intenso proceso de investigación. Internet es el encargado del trabajo de comunicación, colaboración, promoción, etc.
En la actualidad, el proceso para generar los sonidos es totalmente interactivo, los límites están únicamente dentro de la imaginación del compositor-intérprete-improvisador, tres categorías que hasta hace poco habían estado separadas y hoy en día son partes de una misma y sola entidad artística.
Además del uso no convencional de instrumentos comunes y de elementos de procedencia puramente electrónica, los músicos del siglo XXI capturan y controlan los sonidos del entorno y los usan no como efectos sonoros, sino como instrumentos musicales u objetos sonoros, que serán o no transformados y mezclados.
Cápsulas de escucha
La exposición, producida por el Centro de Arte La Regenta y comisariada por Paco Rossique, artista plástico y sonoro, muestra dos vídeos de larga duración y cinco cápsulas de escucha que interactúan con los vídeos y recorren la obra sonora de cinco artistas nacionales: Juanjo Palacios (Gijón), Edu Comelles (Valencia), Avelino Saavedra (Galicia), Carlos Suárez (Galicia-Venezuela) y Paco Rossique (Canarias).