O’Sullivan desarrolla su arte dentro del género del retrato, poniendo el acento en la trascendencia que ofrece. Las miradas de esos rostros que observan desde las paredes de la sala muestran el porqué de esa elección. Ese enfrentamiento humano es un intento de ir más allá de la piel y de la carne, sin detenerse en la mera representación mimética.
Profundizar más allá de la superficie del individuo tiene para el artista una infinidad de posibilidades a la hora de dialogar con el alma de su retratado, obviando las palabras o la mirada. Es el conjunto del rostro el que abre la puerta a la intimidad, volviéndose contundente y ocupando los espacios vitales del que observa.
Daniel O´Sullivan da además un paso más en sus retratos y realiza para esta exposición un miniescenario con cámara fotográfica, donde nos invita a que nos retratemos y formemos parte del proyecto, de esta especial ‘minería del alma’.