Comisariada por Ana Moreno, jefa del Área de Educación del Museo Thyssen-Bornemisza, la muestra recoge el proceso creativo de las participantes en los talleres ideados por las artistas Paula Cabaleiro, Monica Mura, Paula Noya y Mery Pais, que parten de una selección de obras de la colección permanente para hacer su propuesta.
Junto a estas piezas, que comprenden técnicas muy variadas, que van del collage a la fotografía, pasando por la performance y la transferencia sobre papel, también se presenta el trabajo de estas cuatro artistas, que fueron el germen del proyecto: Olladas sen fronteiras (2015), de Pais; A memoria é o perfume da alma (2015), de Noya; Sas diosas: Miradas, sa arèntzia mea (2015), de Mura, y Meu berce, meu mar (2015), de Cabaleiro.
El objetivo de esta presentación pública es que se convierta en una puerta abierta a todo el proceso, de manera que permita a otras personas unirse al diálogo planteado en torno a cuatro grandes temas: la familia, la memoria, los espacios íntimos y el retrato. Se inicia ahora una nueva etapa del proyecto, en el que las participantes se convierten en mediadoras para transferir a las compañeras de sus asociaciones y colectivos el proceso que han vivido. Para ello se han diseñado actividades de mediación y nuevos talleres, que se llevarán a cabo tanto en la sala de exposición como en sus centros.
El espacio de la memoria presenta las propuestas realizadas en seis talleres de artista. En El retrato. Abriendo la puerta a nuestro lugar más íntimo, Monica Mura se basa en el de Giovanna Tornabuoni (1489-1490), de Ghirlandaio, para que las participantes experimenten con retratos fotográficos individuales y creen uno colectivo. Paula Cabaleiro plantea (Mi) Espacio vivido para que cada uno utilice la fotografía, la palabra y la transferencia sobre papel de patronaje y muestre un lugar íntimo, como en Interior con mujer sentada junto al hogar (c. 1654), de Jacobus Vrel. La performance de Pais en Sonidos diseñados para un paisaje sonoro se inspira en La Clef des Champs (1936), de Magritte, y emplea espejos y una acción gestual y sonora para canalizar la energía. Paula Noya, por su parte, anima a usar el collage en La memoria es el perfume del alma para manipular imágenes de familiares y enfrentarse a las emociones, como en Mujer ante el espejo (1936), de Delvaux. Por último se realizaron dos talleres conjuntos: Composición 4’ x 30, de Monica Mura y Mery Pais, basado en Composición XX (1920), de Theo van Doesburg, y Habitamos cuadros, (re)creamos historias, de Paula Cabaleiro y Paula Noya, que partió de Habitación de hotel (1931), de Hopper.Talleres de artista