Comisariada por Laura Terré, la muestra presenta una cuidadosa selección de más de un centenar de fotografías con las que se pretende reivindicar su prolífica trayectoria, aportando una visión global de su obra tanto en blanco y negro como en color, pero que también permite destacar sus características más singulares.
Un recorrido por sus intereses más íntimos y los reportajes y los retratos ligados a la historia de la segunda mitad del siglo XX. Una selección de imágenes de su ingente archivo que por primera vez se ha tenido en cuenta de manera global: de las fotos del amateur a las del profesional, del blanco y negro al color, y de la experimentación al trabajo por encargo, para completar la visión que ha convertido a este fotógrafo en todo un clásico.
Miserachs abandonó sus estudios de Medicina cuando descubrió su vocación de reportero y se dedicó profesionalmente a la fotografía con la creatividad y la pasión de un pionero. Debido a su sensibilidad hacia lo humano, su sentido del humor y su inteligencia, sus reportajes tienen la fuerza de ensayos críticos cercanos a la autobiografía, de manera que su obra constituye una semblanza de la segunda mitad del siglo XX, así como el retrato vivo y fresco de su actitud ante la vida.
Para Terreno, Miserachs “fue un fotógrafo muy versátil que se centró en temáticas y lenguajes. Es sencillo porque mira las cosas sencillas de la vida y profundo porque cuando te lo presenta te hace pensar”.