El propio Coppola contaba su vida así: «Nací el 31 de julio de 1906, en el dormitorio de mis padres, en el 2º piso de la casa construida en 1901, proyectada y dirigida por mi padre: Corrientes, 3060. Comencé mi vida como décimo miembro en el seno de una familia de adultos. Me ofrecieron una plural iniciación y paralelamente aprendí a caminar y a hablar, a escuchar música, a cultivar plantas y a cortar flores, a ser artesano en el más amplio y diverso manejo de instrumentos, incluida ¿a su tiempo? la cámara fotográfica, a criar y convivir con pájaros y la más variada clase de animales, a leer y escribir y manejar periódicos y libros y a conocer la existencia de idiomas: genovés, italiano, francés, en el marco del ejercicio del criollo; la mecánica, las artes, la ciencia, la literatura. Mi hogar: un mundo organizado, ya cumplido».

Llena de casualidades

La historia de Coppola está llena de casualidades que, vistas en la distancia, conforman una trayectoria plenamente coherente. Nacido en el seno de una familia de origen italiano en la que el arte y la cultura estaban muy presentes, comenzó su formación como fotógrafo de forma autodidacta a finales de los años veinte. En esa época, es aún un diletante. Estudia Derecho sin mucho interés, forma parte de la junta directiva del Cine Club de Buenos Aires, asiste a conferencias de intelectuales europeos de paso por Argentina, dirige la revista Clave de Sol… Lo único claro en estos años es su interés por el arte, especialmente por el cine y la fotografía.

En 1930 viaja por primera vez a Europa, en donde visita España, Francia, Italia y Alemania. A la vuelta hace escala en Brasil. En 1931, la revista Sur comienza a publicar algunas de sus fotos, pero él sigue fundamentalmente interesado en el cine. Las cosas cambiarán a partir del año siguiente.

En 1932 vuelve a Alemania para estudiar fotografía en la Universidad de Marburg. La intención era, más que especializarse en el oficio, desarrollar un lenguaje crítico sobre esta técnica artística. Sin embargo, al llegar a una Alemania en la que el ascenso del nazismo empieza a ser imparable, se encuentra con que el Departamento de Fotografía de la Universidad de Marburg ha cerrado.

Alemania y Buenos Aires

Termina asistiendo a las clases de fotografía de Walter Peterhans en la nueva Bauhaus de Berlín. Allí conoce a su mujer, Grete Stern, y se orienta definitivamente hacia la tarea fotográfica. En 1935, ambos regresan a Buenos Aires. Recién llegados, se organiza en la sede de la revista Sur la exposición Fotos. H. Coppola y G. Stern, saludada como «la primera exposición de fotografía moderna en la Argentina». A raíz de ello, Coppola recibe el encargo de la Municipalidad de Buenos Aires de realizar un extenso trabajo fotográfico sobre la capital, fruto del cual será el libro Buenos Aires 1936. Visión fotográfica.

Lo que iba a ser una estancia temporal en su ciudad natal se va prolongando debido a sucesivos encargos. A la larga, se transformará en definitiva, cerrando el círculo de felices casualidades que convirtió a Coppola en el fotógrafo de Buenos Aires (a continuación se ofrece un vídeo sobre una exposición anterior de la Fundación Telefónica dedicada a esta faceta porteña).

En cuanto a los filmes más importantes de la breve carrera de Coppola como cineasta, destacan cuatro: Sueño (1933) es un experimento expresionista que no tuvo continuidad. En 1935 filma Un muelle en el Sena, en París, y, en Londres, Un domingo en Hampstead Heath, ambos de carácter marcadamente documental. Posteriormente, en Buenos Aires rodaría Así nació el Obelisco (1936), una breve pieza casi publicitaria sobre la construcción del monumento que preside el cruce entre las avenidas 9 de julio y Corrientes de la capital porteña.