Premio Nacional de Arte Gráfico 2012, Gordillo atesora una trayectoria que no puede enmarcarse dentro de un solo estilo ya que, como él mismo reconoce, su gusto por la experimentación ha hecho que sus obras indaguen y descubran nuevos horizontes plásticos.
Ahora, la Calcografía Nacional (Madrid) presenta hasta el 24 de febrero de 2013 una exposición con algunas de sus series gráficas más importantes, como Celulario, Grupo 15, la Suite Manesi, Manet S.A. o Archipiélago.
¿Qué importancia tiene la obra gráfica en su trayectoria?
Mucha porque está unida a mi proceso de creación global. De hecho, ahora expongo en las salas de la Calcografía Nacional algunas series que considero de primer orden en el conjunto de mi obra artística.
¿Y la técnica digital en su trayectoria gráfica?
Recuerdo que hace ya años el Ministerio de Asuntos Exteriores quería hacer una carpeta de gráfica para conmemorar la entrada de España en Europa. A mí me tocó hacer dos obras. La condición era que fueran digitales. Yo nunca lo había hecho y todo lo digital me daba un miedo enorme. En Calcografía Nacional tenían un taller de estampación digital y vine e hice mis dos obras con muchísimo respeto y hasta temor por el medio. Estuve más de un año trabajando en los talleres de técnica digital que llevaba Juan Carlos Melero y la verdad es que hicimos un montón de obras. Aprendí muchísimo, no tanto del ordenador como máquina, sino de sus posibilidades. Para mí, el ordenador empieza en la persona que lo maneja, que se convierte en parte de la máquina. Ahora lo utilizo mucho. Claro que la gráfica es muy anterior al ordenador, la litografía se inventó en el siglo XIX, el grabado mucho antes, y ya conocemos la existencia de técnicas de reproducción de imágenes en el siglo XVI y XVII. El grabado fue un gran vehículo para transmitir las imágenes y difundir el arte. Pero el ordenador ha sido y está siendo una herramienta clave en la actualidad.
¿Qué ventajas concretas aporta el ordenador en este campo?
Para empezar hace mucho más sencilla la elaboración de las planchas o la investigación con los colores. Por ejemplo, la xerigrafía se hace sobre un original que aporta el artista. Antes, la separación de colores se hacía a mano, color por color, sobre unos plásticos transparentes. Aquello era un trabajo casi medieval que ahora, con el ordenador, se ha simplificado de una manera extraordinaria, en donde los colores se separan en un proceso en el que uno puede intervenir en cualquier momento, transformando el original, y después, si se quieren hacer monotipos, es decir, obras únicas derivadas del proceso, es mucho más fácil.
Hay un momento maravilloso que es aquel en el que sale el papel y se comprueban las novedades que se han producido en esa estampación, porque uno está jugando un poco a la lotería. En esa situación juega su papel el azar. Es un momento milagroso del que, a veces, se deriva poca cosa y en otras nos sorprenden auténticas maravillas.
¿Las ventajas de las nuevas tecnologías también inciden en el mundo de la pintura?
Me considero muy pintor y creo que lo digital y el ordenador están produciendo una verdadera revolución en el mundo de la pintura. En la última Feria de París me llamó la atención hasta qué punto los medios digitales están haciendo cambiar la pintura.
¿De qué modo?
Hay artistas que simplemente cuelgan una tela estampada digitalmente y la convierten en cuadro; y como tal lo presentan a la sociedad. Desde ese extremo al artista que pinta todo a mano hay mil matices que se están trabajando y desarrollando en la actualidad. No me imagino ahora a un estudiante de Bellas Artes que no conozca a fondo las últimas técnicas fotográficas y el ordenador.
El arte le debe mucho a Luis Gordillo, pero ¿qué le debe Luis Gordillo al arte?
Nunca me cansaré de decir lo muchísimo que le debo. En primer lugar, el hecho de que me haya permitido y me siga permitiendo vivir muy bien y, por supuesto, el de haber recibido muchos halagos y reconocimientos que te hacen creer en ti mismo. El artista tiene que estar relacionado con la sociedad a la que pertenece. Un artista que no tiene el apoyo social es un héroe o un suicida y, tristemente, esa es la situación que viven la mayoría de los creadores. En ese sentido yo también he tenido una suerte enorme. Por otra parte he tenido períodos depresivos y el arte me ha permitido crearme un mundo paralelo en el que apoyarme.
Ha comentado usted que la pintura ha perdido fuerza, ¿a qué se refiere?
No es fácil explicarlo, pues sigue habiendo pintores extraordinarios, pero en cierto modo la pintura se está convirtiendo en algo residual. Por decirlo así, se está transformado en un género más dentro del arte y no en la esencia del arte. Lo que digo es relativo pero a veces pienso que la pintura está perdiendo su capacidad social revolucionaria. Acaso sea una percepción mía excesivamente subjetiva, pero así lo pienso en ocasiones.
¿Qué sensación le produce haber recibido el Premio Nacional de Arte Gráfico 2012?
Muy agradable. En esta profesión se va creando una especie de hit parade. Se crea de muchas maneras, por ejemplo, por exposiciones en buenas galerías, por recibir buenas críticas, por tener acceso a los museos… y, desde luego, uno de esas fórmulas son los premios. Por tanto estoy muy satisfecho y muy agradecido a quienes pensaron que yo pudiera ser merecedor.
Al aire de ese premio, ¿cómo definiría la exposición que ahora presenta en Madrid?
Yo tenía dos ideas para esta exposición. Por una parte incluir obras únicas que a mí me gustaban especialmente y, por otra, tenía la tentación de hacer una muestra de series más comprometidas con una unidad del conjunto. A veces, en los talleres hay momentos en los que hay menos trabajo y los responsables te llaman para proponerte hacer algo. En esos momentos a mí me gusta experimentar y, con la misma imagen o con muy pocas imágenes, elaborar variaciones de las estampaciones, combinándolas de maneras extrañas, cambiando los colores… Busco sorprenderme a mí mismo. En esos momentos se organiza una atmósfera muy estimulante. Me gusta trabajar con los grabadores, con los estampadores, que son gente muy sensata, muy honrada y muy especial con los que se puede trabajar muy bien. Esos momentos que dan lugar a esos trabajos son muy divertidos y muy, muy creativos.
(Algunas de esas series gráficas se exponen ahora en Calcografía Nacional. En ellas prima la idea de proceso abierto que va desarrollándose en variaciones progresivas que crean un conjunto formado por distintos elementos, de esta forma se rompe la unidad de la obra que se transforma en una multiplicidad. Como el propio Luis Gordillo concluye, “cada fragmento se une y forma parte de un conjunto para expresar la estrecha relación existente entre los procesos gráficos y los procesos creativos”).