La muestra, que forma parte del programa OpenPHoto de PHotoEspaña 2013, ofrece la posibilidad de conocer la evolución de esta disciplina artística en México desde finales de la década de los años ochenta del pasado siglo hasta «ahorita» mismo, con una selección de la obra fotográfica de autores posteriores a las generaciones que se formaron con Manuel Álvarez Bravo, considerado uno de los maestros del arte fotográfico y documental.
El comisario de la muestra, el fotógrafo René Escalante, ha reunido lo más representativo del trabajo de los jóvenes artistas seleccionados, algunos de los cuales ya han expuesto en España o ampliaron sus estudios en nuestro país: Eunice Adorno, Alejandro Cartagena, Alfredo de Stéfano, Alex Dorfsman, Alinka Echeverría, Daniel Edburg, Miguel Fernández, Adela Goldbard, Alejandra Laviada, César López, Roberto Molina Tondopó, Fernando y Gerardo Montiel, Ernesto Muñiz, Javier Ramírez Limón, Gustavo Salinas y el colectivo Diamonds Land, formado por el propio René Escalante y Paolo Tagliolini.
En palabras de su comisario, «la muestra intenta resumir las visiones sobre un país que no termina de entenderse, pero en el que confluyen de una manera extraordinaria capacidades de mirar y de discernir, independientemente de la generación de creadores que se trate».
Una nueva generación
En 1987, en México no existían muchos espacios donde estudiar, donde exhibir, ni donde contemplar exposiciones de fotografía. Por aquellos años se gestaba un movimiento underground, hoy llamado emergente, de fotógrafos que en su propuesta visual entendían la imagen de forma distinta a la de sus maestros y referentes.
En la mayoría de los casos, estos habían sido alumnos directos de Manuel Álvarez Bravo y sus contemporáneos. Aunque, a su vez, estos alumnos mantuviesen los preceptos de sus antecesores, llámense inmediatos y referenciales, ellos les otorgaron otra dimensión, ya no sólo al binomio composición-iluminación, sino al ¿qué quieres plasmar?. Es decir la foto intencionada y justificada.
Durante la estancia en México de Edward Weston y Tina Modotti, entre otros intelectuales, la fotografía comenzó a percibirse como un lenguaje inherente al ser humano, comprendiendo las ramificaciones y diferencias que aportan las diversas miradas dentro de la totalidad que es el arte fotográfico: el documento del periodismo, la foto de calle, la foto de estudio, la foto preparada, la foto construida, el collage, etc.
Con esta base surge la generación de fotógrafos nacidos en los 60 y 70, que se formó a finales de los 80 y 90 en México. Ésta se entiende que fue la «generación olvidada», la de la ruptura con los preceptos anteriores y la de la curiosidad por el experimento, un poco más fuera del preciosismo y más cerca de la abyección, aquella que se apartó un poco más del indigenismo. Entonces surgen los espacios alternativos como escaparates del arte emergente.