Leer este texto es emprender un delicioso trayecto en el que se hará visible tanto el fruto del esfuerzo humano como su valor simbólico.
Entre cenizas
Porque, nos recuerda Matvejevic al enmarcar el “todo” de este alimento paradigma de lo sencillo y esencial, el pan acerca Dios a los hombres, es el negador del hambre, la aspiración del miserable, la comida que le sobra al rey. Se reclama en los hospitales y los orfanatos, y es finalmente un símbolo de justicia.
“El pan es un producto de la naturaleza y de la cultura. Fue condición de paz y causa de guerra, prenda de esperanza y motivo de desesperación. Las religiones lo bendecían. La gente juraba en su nombre. Desdichados son los países en los que no hay pan suficiente para todos. Pero tampoco son felices los que sólo tienen pan”.
“Nació entre cenizas, sobre piedra. Sus primeros nombres están grabados en tablillas de arcilla en lenguas extintas. Parte de su pasado ha quedado entre ruinas. Su historia está repartida entre países y pueblos… La canción, la oración, el lamento suelen escoltarlo”.
Entrañable e intenso
Dividido en siete capítulos, la traducción de Nuestro pan de cada día exigió una laboriosa tarea de documentación para la que se precisó de la ayuda de expertos en lenguas tan distintas como el griego, el latín, el ruso, el árabe, el hebreo, el francés y el inglés.
El resultado es un entrañable, breve y, a su modo, intenso tratado en cuyo epílogo se insiste en que hombre y pan han transitado de la mano a lo largo de la historia, y en ello siguen. Uno no se explica del todo sin el otro hasta el punto de que el país en el que nacemos y crecemos nos transmite el sabor de su pan. Cuando el destino nos conduce por esos mundos o nos destierra, lo llevamos con nosotros, dentro de nuestro ser. “El que pierde este sabor pierde parte de su patria y de sí mismo”.
Matvejevic
Predrag Matvejevic nació en Mostar, Bosnia-Herzegovina, en 1932. Tras estudiar Filología Románica y Clásica en las universidades de Sarajevo y Zagrev, se doctoró en la Sorbona de París. En la actualidad es profesor en el Departamento de Lenguas y Literaturas eslavas en la universidad de La Sapienza de Roma, ciudad en la que vive tras verse forzado a abandonar su país en 1991. Su amplia obra literaria ha sido reconocida con varios premios internacionales.
Nuestro pan de cada día
Predrag Matvejevic
(Traducción de Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pistelek)
Acantilado
208 páginas
20 euros
e-book: 10 euros