«Vamos a anular nuestra temporada y presentar la quiebra si antes del lunes a medianoche no tenemos los fondos para financiar este año», advertía ya el fin de semana su director artístico, George Steel.
La compañía, creada en 1944 con el objetivo de hacer la ópera más accesible a los neoyorquinos frente a la más cara y elitista del Metropolitan, afrontaba graves problemas económicos desde que hace dos años dejó el escenario del Lincoln Center para ahorrar costes.
La ópera del pueblo
La City Opera hizo a mediados de septiembre un llamamiento al público en busca de contribuciones por valor de siete millones de dólares para seguir funcionando, pero solo ha obtenido tres millones. Así, la representación del próximo sábado de Anna Nicole, la ópera sobre la vida de Anna-Nicole Smith, la conejita de Playboy que murió de sobredosis, será la última que realice. Ya ha anunciado que se acogerá a la ley de bancarrotas existente en el país.
Cuando fue creada, la compañía fue llamada la ‘ópera del pueblo’ o ‘la ópera de los 75 centavos’, y durante sus casi siete décadas de existencia ayudó a lanzar a jóvenes talentos como Plácido Domingo (en los años 60) o la soprano estadounidense Renée Fleming.
En su época dorada, City Opera ofrecía un centenar de representaciones anuales, aunque en la pasada temporada apenas fueron 16.