Comisariada por Fernando Castro Flórez, esta retrospectiva incluye una treintena de obras que Vilariño ha realizado desde 1981 hasta la actualidad. En ellas se pueden observar los aspectos más destacados de su estética, a través de los cuales, el visitante puede revisar la trayectoria artística del fotógrafo, caracterizada por el fondo poético y la demanda de una actitud contemplativa.

Mitologías presenta un recorrido por la obra del maestro de la naturaleza muerta, en las que ofrece su particular visión de los animales, los plumajes de las aves, las escamas de los reptiles, las naturalezas muertas, los bodegones, los paisajes, las montañas, las ondas del océano y las nieblas que imponen su ley borrando el horizonte, visiones que tienen que ver con la dimensión de la melancolía y la presencia sombría de la muerte. La exposición se completa con la proyección de un vídeo en el que el artista narra el sentir de su arte y con la publicación de un catálogo.

Estética del drama

Vilariño se ha centrado en su obra en la estética del drama y el duelo, influenciada por la escritura de María Zambrano. En esta exposición, Vilariño reivindica, más que una mitología definida, un conjunto de obsesiones, porque finalmente es ahí donde está la materia del arte. En sus fotografías plantea el enigma de la inmaterialidad de la materia y toda su obra es un recuerdo de sombra, remembranza originaria de la pérdida, esto es, abismo de la melancolía.

Contemplando los animales muertos del artista, retratados de forma monumental o colocados sobre lechos de especias, da la impresión de que estuvieran entregados a la ensoñación. Esos seres no revelan el estado de putrefacción, como si Vilariño quisiera sustraer al cadáver de ese crudo proceso que lo descompone. Tal vez aquello a lo que está, en todo momento, aludiendo, sea a lo que se conserva gracias a la sombra, a la tierra como reserva poética y vital, al vacío que permite la articulación del deseo.