La muestra investiga y narra cómo el museo ha coleccionado obras tanto de la generación de artistas que despuntó en esa década como la de aquellos otros de generaciones anteriores que durante esos años de retorno a la pintura y a la figuración se vieron influidos por las corrientes internacionales dominantes.
Todas las revoluciones están hechas cuenta con obras de Rafael Agredano, José María Báez, José María Bermejo, Patricio Cabrera, Ricardo Cadenas, Salomé del Campo, Luis Claramunt, Chema Cobo, Costus, Gerardo Delgado, Pepe Espaliú, Gloria García Lorca, Ferran García Sevilla, Curro González, Luis Gordillo, Federico Guzmán, Juan Francisco Isidro, Juan Lacomba, José María Larrondo, Rogelio López Cuenca, Máximo Moreno, Moisés Moreno, Nazario, Guillermo Paneque, Agustín Parejo School, Guillermo Pérez Villalta, Gonzalo Puch, Pedro G. Romero, Andreas Schulze, José María Sicilia, José Ramón Sierra, Antonio Sosa, Juan Suárez, Ignacio Tovar, Miguel Trillo y Rafael Zapatero.
El título está tomado del artículo que Rafael Agredano publicó en el primer número de la revista Figura. El sentido no habría que buscarlo políticamente en la interpretación que Francis Fukuyama hiciera respecto al fin de la historia, sino más bien en la distinción que Hal Foster propuso en relación a la estética posmoderna, que en este caso sería más de reacción que de resistencia. «Ya no hay nada que inventar, pero todo está ahí para nosotros, para que lo utilicemos como nos dé la gana cogiendo de donde queramos», escribió Agredano.
Siguiendo el rastro
En aquel texto también se posicionaba frente a las generaciones anteriores, con respecto al grupo de pintores abstractos y frente a otras experiencias no pictóricas como el happening. Además lanzaba algunas propuestas artísticas, como la de tener que pintar conforme a la época. Cosa que hicieron algunos de sus compañeros, pero también otros artistas que empezaron su trayectoria en décadas anteriores.
Para la realización de esta exposición se ha seguido el rastro de las muestras que el antiguo Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla (hoy integrado en el CAAC) y la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía llevaron a cabo a lo largo de esa década. Conviene recordar algunas de ellas, como por ejemplo, Ciudad invadida, de 1985. Pero también Arte actual. Andalucía, puerta de Europa, de ese mismo año, especialmente relevante para la colección del CAAC, puesto que numerosas obras de esta exposición pasarían a formar parte de sus fondos.