«Mi pintura es figurativa -señala la propia autora-, caminando lentamente hacia lo abstracto, dejando por el camino cadenas que me atan a la realidad. Una realidad física que necesito como punto de partida para verla, examinarla, observarla, imaginarla de otros colores, con diferentes texturas, en otro contexto y … pintarla».
«Tras varios días de inactividad una mañana me despierto y algo me lleva a mi estudio, a colocar una tabla en el caballete y mirarla durante un buen rato sin acercarme a ella, observándonos, conociéndonos, sé que al día siguiente empezare a pintar. Pintaré un cuadro que será el primero de una serie, con riesgo de caer en la repetición, estudiando un tema que abordo desde distintos puntos de vista, luces, colores … y lo exprimo hasta que vacío mis sentimientos».
«Así he trabajado mitología, aves, castillos, músicos, ciudades, mi pequeño homenaje a Antonio Vega y, ahora, éstas Meninas… Las técnicas que utilizo en mis cuadros hace tiempo que son mixtas y poco metódicas, disfruto improvisando, mezclando, investigando. También hace tiempo que deje de pintar sobre lienzo para pasar a la madera. La tabla vieja, sin preparar, recibe la pintura con gran alegría y devuelve agradecida preciosos e impensables efectos».
Palabras de Paloma Capuz que hasta la fecha ha expuesto en una treintena de ocasiones en ámbitos tan diversos como la Feria Mercado de Arte de Milán; el Europ´art de Ginebra; el Latin Art. Museum U.S. de Pomona, California; Puro Arte, en Vigo o la Muestra Artistas Españoles de París