La familia protagonista vive lejos de los núcleos urbanos de Bosnia-Herzegovina. El padre se dedica a la venta de chatarra mientras que la madre, Senada, se dedica a trabajar en casa, limpiando, cocinando y cuidando de sus dos hijas pequeñas.
Un día, Senada siente un dolor fuerte en el abdomen. El hijo que estaba esperando ha muerto y necesita ser operada urgentemente, pero Senada no tiene seguro médico y la familia no puede hacer frente a lo costoso de la operación. Da comienzo así una pesadilla que pone de manifiesto la precariedad que se vive en la región.
Un duro reflejo
Aunque la película se centra en esta familia romaní y su drama personal, los temas que plantea son comunes a toda la población de Bosnia-Herzegovina. «Mi país es un desastre. Todo el mundo habla de crisis pero mi país lleva en crisis 25 años. No trata bien ni a los gitanos ni a nadie», apuntaba Tanovic en la rueda de prensa que concedió el equipo del filme en el festival de cine internacional de Berlín en 2013.
Danis Tanovic llegó a conocer la historia de esta familia romaní a través de la prensa y decidió que tenía que hacer algo al respecto. «Encontré algo que me pareció horrible e injusto. La mejor forma para combatir este tipo de cosas para mí es enseñarlas y hablar sobre ellas», explicó el director. «La única manera que vi de poder llevar a cabo esta película es teniendo a las personas reales que vivieron esto interpretándose a sí mismas».
La película contó con un presupuesto de apenas 17.000 euros. «He hecho películas de 10 millones que no ha visto nadie y sin embargo hice esta casi sin dinero y hemos llegado a competir en Berlín», observaba Tanovic. Tras ganar el premio del jurado y el premio a mejor actor en la Berlinale, será el público español el que tenga la oportunidad de acercarse a la historia de la mujer del chatarrero.