Con él, La Gorda Alonso trabaja una idea y la desarrolla al completo. Es una apasionada de la fantasía y de los mundos imaginarios y le encanta recrearlos de verdad y que cualquiera pueda ser espectador y a la vez parte de ellos. En este caso quiso crear unos monstruos de circo muy poco convencionales, rizar el rizo y no crear la típica mujer barbuda. Quiso que fuese hombre, mujer, animal. Todo a la vez. O, por ejemplo, unas contorsionistas que mientras realizan su espectáculo recitan a la vez poemas de amor. «Así no tienes sólo una obra en la pared, sino que has experimentado todo un mundo y te has metido dentro de él», confiesa la artista.
La técnica utilizada es el grabado. «Linóleo es la principal estampación y punta seca son los marcos. Son dos técnicas por estampa y todo lo he hecho yo. No lo he mandado a taller y por eso no son 20.000 reproducciones sino cinco. Todo requiere una versión propia de tiempo y dinero, pero al final merece la pena», explica.
De la publicidad a la ilustración
Sara Alonso ha trabajado en publicidad como directora de arte para agencias como Del Campo Saatchi & Saatchi o Sra. Rushmore, aunque siempre con la vertiente de la ilustración y las cosas hechas a mano. Ahora ha querido tomarse un descanso en su carrera para cursar un Máster en Estampación y Grabado en la Glasgow School of Art. Su estilo, heredado por tanto del mundo publicitario, es colorido, irónico, grotesco, con toques profundamente fantasiosos y a la vez inocentes y naives. Tratando de denifirlo, un amigo le dijo un día que era neorromántica, y ella en el fondo cree que sí, porque al final lo que hace es crear mundos que no son normales, es decir, mundos que podrían ser reales, pero que en realidad no lo son.
«En ilustración se ven unas estructuras de funcionamiento muy parecidas a las de la publicidad porque al final las dos necesitan de patrocinios. Es difícil cuando empiezas solo y cuesta igual en publicidad que en ilustración. Dependen del talento las dos cosas. Si no vales no te van a coger en ninguna de las dos y ambas son retos personales».
Autopromoción
La Gorda empieza con un mote que le pone su mentor de publicidad. «Él es argentino y la gorda en sudamérica es un apelativo muy cariñoso. Entonces todo era… «que lo haga la gorda». Lo he mantenido porque encaja con mi carácter. Las mujeres gordas y grandes me encantan porque van sin complejos por la vida, dicen lo que les da la gana y les da igual, y son un poco punkis. Eso me gusta, así que hay un concepto detrás del nombre».
«Otra de las cosas que he aprendido como publicista es que todo artista tiene que promocionarse a sí mismo. No puedes dejar un cuadro puesto en una pared y ya está. Tienes que moverlo». De ahí que se echara la manta a la cabeza y sacara a todas sus fieras a pasear por Madrid para promocionar la exposición y así difundirla a través de las redes sociales.
En mente ya el próximo proyecto, poesía visual. «Mi pareja escribe poemas y me gustaría ilustrarlos porque creo que hoy, tristemente, no se vende poesía porque no se visualiza. Por eso ahora tengo el reto de hacer con él, más que ilustración, poesía visual».