¿Cuál de los complejos personajes que contemplan sus libros le ha costado más configurar?
Esa es una pregunta que me he hecho a mí mismo muchas veces. No es fácil responder, pero acaso me quedaría con William, que es el que más quebraderos de cabeza me produjo a la hora de crearlo y desarrollarlo. Era un personaje menor en L.A. Confidencial, pero en realidad era el mejor policía norteamericano del siglo XX. Es una persona que existió y fue jefe del Departamento de Policía de Los Ángeles en 1950 y logró reformar de arriba a abajo el cuerpo de policía de la ciudad. Cuando escribo sobre alguien que existió en la vida real entiendo y trato de comprender cómo fue, pero a la hora de llevarlo al papel tengo que perfilar los matices que me permiten que actúe y funcione de una forma determinada. Ahí es donde entra la parte creativa.
Con frecuencia se afirma que es usted extremadamente meticuloso a la hora de trabajar. ¿Es así su proceso creativo? ¿Le deja un margen a la improvisación?
Nada. No dejo absolutamente nada a la improvisación. Sirva como ejemplo que el trabajo previo a la escritura de mi último libro, Perfidia, (Random House) me llevó setecientas páginas. Hice un diagrama de todos los momentos y todo lo que ocurre en ese libro y lo hice considerando hasta el más mínimo detalle. Por eso el argumento, los personajes y cómo están construidos, el propio relato y las tramas son tan potentes y están tan bien entrelazadas.
«En literatura la improvisación no existe»
En su caso, entonces, no hay nada de aquello de que el personaje se va haciendo a sí mismo y que hay un momento que cobra vida y dirige la mano del escritor…
[Salta como un resorte Ellroy, e incluso alzando la voz, lanza uno de sus vehementes alegatos]
Eso son sandeces. No crea usted nunca a los escritores que dicen eso. Esos personajes, por decirlo de alguna manera, autónomos, no existen fuera de la mente de alguien. En literatura la improvisación no existe. Desde mi punto de vista lo que quieren decir esos escritores es que llegan a un punto en el que tienen distintas opciones dramáticas, distintos caminos que pueden tomar y tienen que elegir uno u otro. Pero eso no es improvisación. La improvisación es una gran mentira en literatura.
En ese sentido, la documentación precisa, puntual, juega un papel clave en su modo de concebir las historias, ¿es así?
La documentación es importante pero también en torno a esto se han dicho muchas cosas y muchas estupideces. Se trata de jugar con la imaginación a partir de una documentación que contempla hechos determinados. Actuar con la imaginación pero sin incurrir en errores históricos. Busco esa chispa que surge cuando de algo real nace algo relacionado con la ficción. Necesito hechos que me permitan extrapolar e internarme con confianza en el ámbito de la ficción.
En mis libros además de cuestiones sórdidas y hasta truculentas, también hay justicia, y redención, amor y autosacrificio. También romanticismo, pues creo que algunos de mis libros vienen del romanticismo sinfónico, de la música que se escribía en el siglo XIX en Europa. Todos mis personajes masculinos se enamoran locamente y, además, aquellos que me importan más terminan cambiando y cambiando hacia mejor.
«Conecto muy bien con el mundo que describo en mis novelas»
Si hace balance de su obra, ¿se siente escritor de un único género? ¿Ha pensado en algún momento cambiar de registro y escribir otro tipo de historias?
No soy un escritor de novela negra, soy un escritor de novela histórica. Pero, francamente, creo que soy el mejor escritor norteamericano vivo. Se ha dicho que soy el Dostoyevski americano. Eso no lo he dicho yo, pero me siento honrado con esas palabras.
Respecto a lo de cambiar de registro, lo he pensado y, de hecho, me he puesto a ello. Empecé escribiendo novela negra y después escribí novela negra fusionada con novela histórica, que más tarde se fusionó con novela política y ahora con este segundo Cuarteto de Los Ángeles me he metido en un proyecto de lo que llamo romanticismo histórico o novela romántica histórica.
¿Qué piensa de la adaptación cinematográfica de sus obras?
Creo que L.A. Confidencial es una buena película. Acaso un poco sobrevalorada. El resto, cuando se comparan con ella, no salen tan bien paradas. Pero se me compensa bien económicamente, así que lo que me queda es ser agradecido.
¿Qué sabe de la literatura española?
Sé que Miguel de Cervantes escribió El Quijote.
¿Lo ha leído?
No. Todavía no.
[Ante esa respuesta el entrevistador le sugiere que no demore más esa lectura, a lo que Ellroy contesta que le encantaría tomar un café con alguien capaz de haber escrito una obra venerada por millones de lectores de tan distintas generaciones, culturas y lenguas]
«No me gustan las cosas pequeñas ni los sentimientos pequeños»
Acorde con el título de su última obra, Perfidia, en sus libros, la corrupción y la perversión son cuestiones que afloran de continuo. ¿Seguirá siendo así en obras futuras?
De un modo u otro estos temas seguirán formando parte de mis libros. En relación con lo que he escrito y lo que estoy escribiendo, a nadie se le puede ocultar que hay gente que se aprovecha claramente en las guerras y también se hablará siempre de las gravísimas injusticias cometidas con muchas personas en tiempos de conflicto. Como, por citar ejemplos relacionados con mis libros, con los japoneses internados en los campos de concentración. Pero también hablamos, y seguiremos hablando, de personas abnegadas, no sólo de las pérfidas y de las corruptas.
¿Pero coincide con otros escritores estadounidenses contemporáneos, como Delillo o Richard Ford, que afirman que el mundo actual, la sociedad de hoy, es sensiblemente mejor que la de hace cincuenta o sesenta años?
No estoy en absoluto de acuerdo con esa idea. Se han escrito muchas porquerías al respecto. Escribo sobre mi mundo y me mantengo firme en él. Quiero aclarar que me siento parte del pasado. Conecto muy bien con el mundo que describo en mis novelas. De hecho, no solo me gusta ese mundo, sino que pertenezco a él. Vivo en el mundo de hoy, en la actualidad, pero me siento parte de aquellos años. Si no hubiera sido asesinada, mi madre cumpliría en estos días 100 años, pues nació en abril de 1915. Me siento en su época y por eso no me gusta responder a preguntas relacionadas con el mundo actual porque donde yo habito, en donde vivo, es el período histórico que describo en mis obras. Es ahí donde quiero y me gusta estar.
«Siempre voy en busca de ese gato al que atrapar y que me sepa rico»
Llama la atención que sus libros son cada vez más voluminosos. Perfidia se acerca a las 800 páginas…
Me alegra que le llame eso la atención porque no me gustan los libros pequeños como no me gustan las cosas pequeñas y los sentimientos pequeños. Desprecio el minimalismo, como desprecio el nihilismo y la ironía. Me gusta lo grande. Me gustan esas obras de arte americanas, sólidas, como me gustan esas novelas románticas de muchas páginas que contienen historias sólidas cargadas de dramatismo. No soy capaz de contar en pocas páginas. Me gustan los libros voluminosos y complejos que tienen riesgo. Necesito dimensión y volumen.
Quiero crear obras de arte perfectas.
¿Qué piensa del periodismo?
He trabajado como periodista pero no sé mucho de periodismo. Me gustaba cuando me dedicaba a ello, pero me fue aburriendo poco a poco y hace mucho tiempo que no ejerzo como periodista por lo que no me atrevo a opinar sobre ese trabajo que considero importante de cara a un mundo que viva civilizadamente.
Cuando dice que es el perro rabioso de la literatura norteamericana, ¿qué quiere realmente decir? ¿Es una pose o algo que responde a un sentir sincero?
[Silencio tras la pregunta. Antes de responder mira Ellroy al interrogador entrecerrando los ojos enmarcados en una gafas redondas, muy redondas, de pasta negra. Desprende su mirada un hálito de pit-bull expectante. Al margen de la intensidad de lo que vaya a decir, no es fácil sostenerle la mirada. Tras unos segundos interminables, habla… ]
Me divierte ser una figura literaria pública, pero eso es menos del cinco por ciento de la historia. Fundamentalmente, James Ellroy es un tipo que vive en su imaginación, en una habitación oscura y de vez en cuando ese perro se suelta y viaja. No busco artificio en mis gestos. No pretendo ser demoniaco, pero me encantan los pit-bull y su carácter agresivo. Acaso tengo algo de eso. Me gusta la vida, me gusta profundizar y por eso me gusta lo profundo de la vida. Detesto la superficialidad y, realmente, siempre voy en busca de ese gato al que atrapar y que me sepa rico.
[Y al decir esto frunce el labio superior, gruñe como un perro de presa y acaba por sonreír. Una sonrisa que le traiciona pues se aleja considerablemente del gesto habitual de un chucho diabólico]
El autor
James Ellroy nació en Los Ángeles en 1948. Cuando tenía seis años sus padres se divorciaron. Él pasó de vivir en un barrio confortable a El Monte, una de las zonas más conflictivas y deprimidas de la ciudad en la que, poco después, su madre murió asesinada.
Tras ejercer trabajos diversos, entre los que se cuenta el periodismo, comenzó a publicar en los años 80 y pronto se convirtió en un escritor de referencia.
Es autor de el Cuarteto de Los Ángeles: La Dalia Negra, El gran desierto, L.A. Confidential y Jazz blanco, y de la trilogía El Inframundo EE.UU.: American Tabloid, La Fría y Seis Mil, y la Sangre de Un Rover.
La Dalia Negra y L.A. Confidential fueron llevadas al cine y desde el primer momento se convirtieron en éxito de ventas y crítica. Por otra parte, América fue considerada la mejor novela de 1995 por la revista Time. Al año siguiente, sus memorias Mis rincones oscuros fue designado el mejor libro del año por Time y uno de los cinco mejores por The New York Times.
En 2001, otra de sus novelas, Seis de los grandes, volvió a ser elegida Libro del Año, esta vez por Los Ángeles Times y por The New York Times.
En español, Random House ha publicado su obra autobiográfica A la caza de la mujer, y ha anunciado que en los próximos meses irá recuperando los volúmenes del primer Cuarteto de Los Ángeles.
En la actualidad, Ellroy sigue viviendo en Los Ángeles.
Última obra
A los escenarios de los libros que integran el Cuarteto de Los Ángeles vuelve el autor con Perfidia, su última obra, que inicia su acción el 6 de diciembre de 1941, cuando Estados Unidos está al borde de la II Guerra Mundial.
Un lugar en el que reinaba el miedo porque la gente no sabía si iba a ser bombardeada por los japoneses o si viviría al día siguiente. Las últimas esperanzas de paz se hacen añicos cuando escuadrones japoneses bombardean Pearl Harbor. Hasta entonces, Los Ángeles ha sido un refugio para los fieles japoneses-americanos, pero ahora, la fiebre de la guerra y el odio racial se apodera de la ciudad.
En ese ambiente de miedo y sospecha, el hallazgo de los cuerpos sin vida de una familia japonesa de clase media pondrá sobre el tablero a una multitud de personajes. Entre ellos, William H. Parker, capitán de la policía de Los Ángeles. Hideo Ashida, químico de la policía y el único japonés en la nómina del Departamento de Policía de Los Ángeles. Kay Lake es una diletante de veintiún años de edad en busca de aventura, Dudley Smith un peculiar detective irlandés.
Todos ellos se verán involucrados en una investigación que, de modos distintos, los destroza. El crimen se convierte en el epicentro de la tormenta política que ilumina estas cuatro almas-compañeros, rivales, amantes, peones de la historia en la que están inmersos
En buena medida la resolución de Perfidia y del crimen que sobre ella gravita explicita la resolución de la guerra misma y convierte el texto en una gran novela americana.
Perfidia
James Ellroy
Traducción: Carlos Milla Soler
Literatura Random House
780 p
24,90 euros
E-book: 12,99 euros