El instrumento tiene las cuerdas rectas y paralelas, en lugar de diagonales como en los pianos tradicionales, y produce un sonido «mucho más transparente». Según el músico, además, «este piano otorga una nueva alternativa de sonido y hace pensar más en el uso del pedal». Su construcción ha durado 18 meses y ha supuesto 4.000 horas de trabajo.
Todo comenzó en septiembre del 2011, cuando durante una visita a Siena, en Italia, Barenboim pudo utilizar el piano del compositor húngaro Franz Liszt (1811-1886), ya que había sido restaurado recientemente. Eso fue lo que le inspiró a fabricar uno nuevo que combinara «el sonido de antes con los avances técnicos de hoy».
El nuevo piano llevará el nombre Barenboim-Maene, y el propio Barenboim lo presentará en la capital británica en una serie de cuatro conciertos sobre Schubert, entre el 27 de mayo y el 2 de junio de este año, también en el Royal Festival Hall.