En ese periodo se produjo en su obra un cambio significativo, fruto de experiencias anteriores y de influencias y afinidades, que supuso el inicio de la madurez de su arte. El interés por la expresividad de determinados materiales, que ya había manifestado en la década de 1940, dio lugar a unas obras que tenían una apariencia de muro, y que se caracterizaban por la densidad de las texturas y por el uso de una gama de colores limitada en la que destacaban el gris, el marrón y el ocre.
Con estas obras, Tàpies logró el reconocimiento nacional e internacional, sobre todo a partir de finales de la década de 1950 y principios de la de 1960. En la proyección de su obra hay que destacar el papel que jugaron, por un lado, la galerista neoyorquina Martha Jackson, con la cual empezó a exponer a finales de 1953, y, por otro, el tándem formado por el crítico Michel Tapié, exponente teórico del informalismo, y Rodolphe Stadler, que abrió su galería en París en el otoño de 1955.
La exposición Colección, 1955-1965 se centra en este periodo, y muestra obras y documentos de la Colección y del Archivo de la Fundació, junto a algunos préstamos de colecciones privadas. La muestra se completa con la proyección del documental Tàpies (1969), de Clovis Prévost, producido por Maeght, París.