Las piezas, inspiradas en la decoración del edificio, inundan de luminosidad el espacio a través de colores rosas, azules y amarillos brillantes. Las largas tiras de nylon resaltan la verticalidad del lugar y hacen reflexionar al espectador sobre la presencia de su propio cuerpo en el espacio, cómo nos movemos y lo que vemos.
Zahle estudió en la Slade School of Fine Art y la Royal Academy Schools de Londres. Su trabajo ha sido expuesto en ciudades como Londres, Hamburgo, Bangkok, Nueva York, Florencia, Copenhague, Viena y Zúrich, entre otras. Con su trabajo busca «crear un encuentro intenso entre el cuerpo humano y la forma escultural, usando el color como elemento central para crear impacto». Las rayas verticales que se elevan como escaleras visuales hacia lo alto, ya sean fabricadas en tela o pintadas sobre la pared, son uno de los elementos recurrentes en su trabajo.
La instalación, producida en colaboración con la galería Arcade de Londres, es la quinta que se exhibe en el vestíbulo del centro madrileño, tras obras como La torre de la igualdad, del español Ángel Baltasar, La migración de las plantas, del colombiano Felipe Arturo, Touching the sky, de la finlandesa Kaarina Kaikonen, y Architectomie, de la escultora francesa Jeanne de Petriconi.