Realidad “ficcionada”. Esta podría ser una de las múltiples expresiones que definen la visión artística de De Middel. Como experta fotoperiodista, sabe que no se trata de un fenómeno inusual el que los acontecimientos que nos rodean se traduzcan en imágenes que apelan a su tradicional, aunque cuestionable, veracidad cuando en numerosas ocasiones la manipulación es un proceso más dentro de su producción.
En su obra, ese paso de la realidad a la ficción –una ficción que no es falsa, sino que responde a su interpretación personal de los hechos reales– pretende reflexionar sobre cuestiones que conoce bien dada su formación y experiencia. Desde la captación del momento al consumo de la fotografía en nuestra mediatizada sociedad y la incidencia de los medios de comunicación. En un punto medio entre la literalidad del fotoperiodismo y el hermetismo del arte, Cristina de Middel plantea su visión fotográfica a través de la que da paso a historias que no son noticias de primera plana, pero cuyos mensajes merecen ser difundidos, historias que ella imagina en su cabeza y reproduce en sus fotografías.
Muchismo. En este sentido, Muchismo refleja ese proceso creativo desarrollado por la fotógrafa desde 2012 en numerosas exposiciones y varios libros. En esta muestra presenta todos los mecanismos de expresión que emplea, textos, fotografías y montaje conforman lo que puede considerarse un manifiesto visual y escrito, un compendio, tal como lo define la propia De Middel en el vinilo de presentación.
En las series que aquí se reúnen –Party, Poly Spam, Jan Mayen, The Afronauts, This is what hatred did y Snap Fingers and Whistle– se nutre de vivencias propias y ajenas que a través de su imaginación convierte también en suyas. Su vocación narrativa hace que sus imágenes se transformen en los signos de enunciados y, si bien los parámetros de cada serie quedan en principio perfectamente delimitados, no tiene problema en romper sus fronteras para resaltar aquello que tienen en común y formar a partir de cada historia una nueva gracias a su conjunción.
Antipodes. Por el contrario, la exposición de La Fábrica destaca por su percepción individualizada, con un principio y un fin en sí misma. En esta ocasión se centra en la fotografía de paisaje, un género que, según la fotógrafa, por sí solo no consigue hacer justicia a la realidad, por lo que su manipulación digital busca devolverle profundidad a la representación inexacta de vistas que todos reconocemos en grandes películas. Son fotomontajes que en un primer momento engañan al ojo. Lo que es cielo se convierte en carretera, las montañas nevadas en un bosque recortado sobre el firmamento y los reflejos propios del agua devuelven la misma imagen adulterada, introduciendo vegetación y caminos donde no puede haberlos. Conecta de este modo con el cuestionamiento de la máxima que iguala a fotografía y verdad, y hace referencia a los fuertes convencionalismos que definen la cartografía y codifican el espacio mediante el montaje de sus fotografías sobre planos y mapas. Sucesos excéntricos que son prácticamente imposibles de creer narrados desde una original y personal perspectiva componen un proceder que sitúa el interesante trabajo de Cristina de Middel en el género de la ficción, pero siempre con una base real.