Sobre Estudios del malestar. Políticas de la autenticidad en las sociedades contemporáneas de José Luis Pardo
La crisis económica hizo que se evaporara el principal combustible de todas las fábricas de ilusiones, el dinero, y ha dejado un sórdido panorama de urbanizaciones sin compradores, aeropuertos sin aviones, periódicos sin lectores y hospitales sin médicos. «Cuando la desgracia abate a los ciudadanos despojándoles de su bienestar material, su malestar se llama ‘pobreza’, y sólo si, a pesar de todo, viven en un Estado del bienestar jurídico, su pobreza será digna, pues en caso de no ser así a las carencias materiales se añadirá la miseria moral», afirma Pardo.
Cuando, en cambio, lo que se deteriora es el bienestar jurídico, incluso la prosperidad material es indigna, aunque no tengamos una palabra para designar con exactitud esa «pobreza política» que es la carencia de derechos o el malestar jurídico. Y en la expresión «estado del malestar» se mezclan esos dos aspectos.
Los períodos de malestar, como el que ahora vivimos, constituyen la fortuna de los realistas políticos y la ruina de los idealistas, pues en estos tiempos el contrato social tiende a parecer una quimera para ilusos. Y en el paisaje actual el populismo se extiende tanto al sur como al norte de América y por Europa entera, empezando por nuestro entorno más inmediato, en un episodio más de la muy antigua tradición del «realismo político» que ilustra con cáustica ironía ese diálogo en el que Calicles parece preguntar a Sócrates, dándole ese golpe en el codo con el que se reconocen entre sí los compinches, algo así como: «Pero vamos a ver, Sócrates, ahora que nadie más nos escucha, ¿no es verdad que, aunque suene muy feo, eso es lo que ha sido siempre la política, una forma de engañar a la multitud aprovechándose de su inconsciencia y de sus desordenados deseos?».
El filósofo no es alguien que posee una verdad que otros ignoran sino aquel que «somete al tribunal de la crítica a quienes afirman poseer una verdad acerca de cosas sobre las cuales no cabe conocimiento», escribe Pardo, y su libro constituye una lúcida y argumentada advertencia acerca del malestar en el que vivimos y el que nos aguarda.
José Luis Pardo es catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid y colaborador del diario El País; ha traducido a filósofos contemporáneos como Deleuze, Debord, Agamben o Lévinas. Es autor de una veintena de libros, entre los que destacan Deleuze. Violentar el pensamiento, Palabras cruzadas (con Fernando Savater), La regla del juego (Premio Nacional de Ensayo 2005), Esto no es música, Nunca fue tan hermosa la basura o Estética de lo peor. En Anagrama publicó Transversales, su primer libro, en 1977, y La banalidad.
Sobre el finalista: Contra el tiempo. Filosofía práctica del instante de Luciano Concheiro
Vivimos en la era de la velocidad, hasta el punto de que el autor afirma en el comienzo de este ensayo: «Si me viera obligado a señalar un rasgo que describiera la época actual en su totalidad, no lo dudaría un segundo: elegiría la aceleración. Este fenómeno explica en buena medida cómo funcionan hoy en día la economía, la política, las relaciones sociales, nuestros cuerpos y nuestra psique. El incremento de la velocidad es una mirilla por la cual, sin tener que recurrir a perspectivas reduccionistas, podemos ver –y acaso entender un poco mejor– el mundo contemporáneo y a quienes lo habitamos».
Luciano Concheiro no se limita a reivindicar la contemplación meditativa y la plácida celebración de lo aparentemente nimio: su mirada analítica va más allá, e indaga en el capitalismo obsesionado por el beneficio permanente, la política marcada por el cortoplacismo y las sociedades contemporáneas que generan individuos estresados y ansiosos.
Este es por tanto un libro que analiza la velocidad en su dimensión económica –la obsolescencia programada, el modelo de producción de Toyota y el de consumo frenético orquestado por Zara, la digitalización que impone la actualización permanente, los acelerados flujos del capitalismo especulativo…–, política –decisiones rápidas frente a deliberación, destrucción del contrincante en lugar de debate ideológico en lo que podríamos denominar el modelo House of Cards…– y social –el consumo de tranquilizantes y euforizantes, la volatilidad de las relaciones amorosas, la precariedad laboral…–, todo lo cual da como resultado un mundo cuya aceleración imposibilita hilvanar un relato coherente que ayude a vivir con equilibro, porque la prisa despoja de sentido la existencia.
Para romper con esta dictadura de la velocidad, el autor propone una revuelta íntima mediante una filosofía de vida basada en la experiencia de una temporalidad en la que el tiempo deja de transcurrir, que denomina «Filosofía práctica del instante». Esta propuesta de resistencia tangencial la construye a partir de las enseñanzas de pensadores y artistas como Bachelard, Suzuki, Duchamp, Cage, Furio Jesi y Gabriel Orozco: una serie de fotografías de éste último, el artista vivo más importante de México, acompañan las páginas de este libro a manera de kōan visual. El resultado es un conciso ensayo que rebosa inteligencia crítica.
Luciano Concheiro (Ciudad de México, 1992) estudió Historia en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Sociología en la Universidad de Cambridge. Es profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Es coautor del libro de entrevistas El intelectual mexicano: una especie en extinción (Taurus). Ha traducido ensayos de autores como Franco Bifo Berardi, Michael Hardt y Slavoj Žižek. Actualmente es editor en jefe de huun, una publicación anual de arte y pensamiento mexicanos.