La propuesta ganadora, presentada bajo el lema «Traza oculta», rentabiliza al máximo el uso museístico en el edificio y crea un gran atrio de acceso en la fachada sur, imprimiendo a este espacio un carácter semiabierto y permeable al exterior, pero suficientemente controlado para que sirva de protección a la fachada original del Salón de Reinos, en la que se recuperan sus huecos y balconadas. Sobre dicha fachada emerge la prolongación de un gran espacio expositivo en la planta tercera, con mayor altura libre y anchura que el actual, formando la cubierta del atrio, a la vez terraza orientada al campus.
El diseño seleccionado responde holgadamente al programa de necesidades espaciales definido por el museo, sin necesidad de excavar nuevos sótanos y realzando los espacios históricos que forman el núcleo del edificio, en especial el Salón de Reinos. Del mismo modo, fortalece y consolida la identidad del campus del Museo del Prado, proponiendo la potenciación peatonal del eje Parque del Retiro – Paseo del Prado a través de la calle Felipe IV, lo que revitalizaría su conexión con la ciudad.
Particularmente, el jurado destaca en su dictamen como principales valores de la propuesta técnica ganadora la gran calidad de la propuesta arquitectónica, que respeta y valora lo existente adecuándolo a las necesidades de nuestro tiempo; la inteligente satisfacción de los requerimientos museológicos; la acertada integración del edificio en su entorno, así como en el conjunto del campus del Museo del Prado; y el eficaz estudio de costes de la obra.
«En este Patronato todos hemos sido conscientes de que estamos ante el nacimiento de algo muy grande», declaraba en la reunión Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, que incidía en la voluntad común de que la rehabilitación de los edificios históricos no borre la huella de lo que fueron. Con un presupuesto estimado de 32 millones de euros, la rehabilitación del Salón de Reinos suma esfuerzos para que el Paseo del Prado, convertido ya en el Paseo del Arte de la capital, sea reconocido como Patrimonio de la Humanidad.
Miguel Zugaza, director del Museo del Prado, ha definido la propuesta ganadora como una «ambiciosa estrategia urbana» que muestra la impronta del pasado en una inteligente reflexión sobre el edificio y su historia. La rehabilitación, que supone la adhesión de un nuevo espacio expositivo para el centro (aunque de momento se desconoce la naturaleza de las muestras que acogerá), está enfocada además a convertir el edificio en un espacio ecológicamente sostenible.
47 propuestas
El concurso que ahora se falla, publicado en el Boletín Oficial del Estado el 1 de marzo de 2016, tenía por objeto la selección del equipo de arquitectura que elaborase el proyecto de rehabilitación del Salón de Reinos, parte integrante del desaparecido Palacio Real de Buen Retiro y antigua sede del Museo del Ejército, adscrito formalmente al Museo Nacional del Prado en octubre de 2015.
Este procedimiento competitivo, al que se presentaron 47 equipos de arquitectura, se ha desarrollado en dos fases. La primera de ellas, abierta, finalizó en junio con la selección de ocho equipos: Cruz y Ortiz Arquitectos, S.L.P., Nieto Sobejano Arquitectos, S.L.P., UTE: B720 Arquitectura, S.L., David Chipperfield Architects, Office for Metropolitan Architecture (O.M.A.) Stedebouw B.V., UTE: Souto Moura Arquitectos, S.A. – Juan Miguel Hernández León – Carlos de Riaño Lozano, UTE: Foster + Partners L.T.D. – Rubio Arquitectura S.L.P., UTE: Garces de Seta Bonet Arquitectes, S.L.P. – Pedro Feduchi Canosa y UTE: Gluckman Tang Architects L.L.P. – Estudio Álvarez Sala, S.L.P. – Arquitectura Enguita y Lasso de la Vega, S.L.P.
Durante la segunda fase, estos ocho equipos han elaborado sus propuestas, presentadas el pasado día 31 de octubre. El jurado ha resaltado en su dictamen la calidad de todos los trabajos presentados, que se podrán contemplar en el Claustro de los Jerónimos del Museo del Prado a partir del próximo día 1 de diciembre.
La redacción del proyecto se iniciará a comienzos de 2017 y se prevé que tenga una duración de dieciséis meses. Las obras de rehabilitación darán comienzo a lo largo de 2018.
El equipo ganador
La propuesta ganadora ha sido presentada por la unión temporal de empresas formada por los estudios de arquitectura Foster + Partners y Rubio Arquitectura.
Foster + Partners fue fundado en 1967 por Norman Foster (Mánchester, Reino Unido, 1935). Con sede central en Londres, el estudio dispone de oficinas en 14 ciudades que incluyen Hong Kong, Nueva York, São Paulo, Singapur o Madrid, entre otras.
Entre sus proyectos más destacados para museos cabe citar las intervenciones realizadas para el Carré d’Art (Nîmes, Francia, 1993), el Gran Patio y las Galerías Sainsbury del Museo Británico (Londres, Reino Unido, 2000), el Patio Robert y Alene Kogod de la Smithsonian Institution (Washington DC, Estados Unidos, 2007), el Museo de Bellas Artes de Boston (Boston, Estados Unidos, 2010), la Lenbachhaus (Múnich, Alemania, 2013) o el Museo Imperial de la Guerra (Londres, Reino Unido, 2014).
Norman Foster fue reconocido con el Premio Pritzker en el año 1999. Además ha sido galardonado con el Premio de Arquitectura Contemporánea Mies van der Rohe de 1990, con la Medalla de Oro del American Institute of Architects en 1994 y con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2009 en reconocimiento a toda una trayectoria profesional, entre otras distinciones.
Por su parte, el estudio Rubio Arquitectura fue fundado en 2014 por el arquitecto Carlos Rubio Carvajal (Barcelona, 1950), con sede en la ciudad de Madrid. Actualmente está desarrollando diversos proyectos en España y en países como Rusia y Arabia Saudí. Ha obtenido, entre otros, el Premio COAM de Arquitectura 1989.