14 años de estudio ha necesitado Juarranz para construir esta novedosa y polémica teoría sobre el más celebrado cuadro de Pablo Picasso (1881-1973). Guernica. La obra maestra desconocida ahonda, impulsado en un análisis pormenorizado, en la desmitificación de una de las pinturas clave del siglo XX.
La tesis central de Juarranz es la que sigue: «No tiene nada que ver, desde su concepción, con el bombardeo». Y es que esta obra, pintada en tan solo un mes, fue un encargo del Gobierno de la República para figurar como pieza central en la Exposición Universal de 1937. Dado que ya era un hombre riquísimo, Picasso lo que realmente quería era mostrarse al mundo –26 millones de personas visitaron la exposición– como un artista completo, renacentista, y para ello compuso una gran obra acompañada de bocetos, grabados, prescriptos y la escultura La Dama Oferente. «Picasso concibió el Guernica como una obra total. No puede ser estudiada únicamente la pieza central aislada del resto. Debe ser analizado bajo otra mirada», apunta Juarranz.
La estrategia que utiliza para analizar la obra es la de rastrear todos los elementos autobiográficos integrados en las pinturas previas al Guernica. Como indica el autor: «Picasso era un egocéntrico, todo giraba en torno a él». Tres son los sucesos que marcan la obra: el terremoto de Andalucía de 1884, la muerte de su amigo Carlos Casagemas –»cada vez que pienso en él pinto en azul»– y el conflicto amoroso con Olga Khokhlova. Por ejemplo, en el simbolismo del cuadro, Picasso representaría el Toro, sus mujeres el Caballo, Casagemas el Guerrero, y su madre –La Dama Oferente– la Mujer de la Lámpara. Es decir, su autobiografía puebla todos los elementos del cuadro.
Salto mortal
El salto mortal de Juarranz es, por lo tanto, excluir el bombardeo de Guernica. De hecho, asegura que Picasso nunca estuvo en Guernica ni le afectó el suceso. La politización del artista malagueño no surgiría hasta 1944, durante la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial. Y, aún así, de forma sui géneris, porque Picasso no solo tenía amigos de izquierda. Por lo tanto, el título del cuadro no corresponde sino a la exclamación de Paul Éluard al ver la obra que estaba pintando Picasso en su casa de Grands Augustins. El poeta surrealista acababa de escribir La victoria de Guernica. Picasso, en un alarde de oportunismo, vio la salida perfecta para magnificar su obra.
Entonces, ¿cuáles son los factores que han alejado a la crítica de la lectura autobiográfica del Guernica? «El propio Picasso decía que si quisiera pintar la guerra pintaría un arco y una flecha, o una ametralladora. Muchos críticos han tenido miedo de decir la verdad. No quieren que se derrumbe el mito pacifista. Cuando en el Reina Sofía todo gira en torno a la Guerra Civil te das cuenta de que mi planteamiento no interesa».
Si la interpretación de José María Juarranz será asimilada como cierta o vista como un apasionado intento desmitificador, el tiempo lo dirimirá. Lo que queda patente es que su acercamiento a esta nueva mirada teórica sobre el Guernica se ha realizado con rigor y, como apunta Vicente Verdú en el prólogo, con una valentía insólita.
Guernica. La obra maestra desconocida
José María Juarranz de la Fuente
Rodrigo Juarranz, Galería de Arte
247 páginas
33 euros