Ahora, en el presente, ambos se perdonan, juntan voces, cierran la trilogía y hacen caja a lo grande con Everything is love, un trabajo de madurez, más feliz pero ligeramente inferior a los anteriores. Menos sorprendente en términos musicales pero igualmente disfrutable.
A The Carters les va de lujo –somos ricos, somos guapos y nos queremos más que nunca– y han decidido cantarlo a los cuatro vientos. No hay sitio para la falsa humildad en esta etapa: alquilan unas cuantas salas del Museo del Louvre para grabar el videoclip del primer single, Apeshit; y si aún quedaba algún despistado en el planeta sin saber de la Mona Lisa, ya habrá visto el cuadro unas cuantas veces.
Ambos lucen desafiantes entre pinturas imponentes mientras rapean de nuevo enamorados. El se la come con la mirada; ella se lo come con la voz y ambos tan contentos.