Esta muestra permite conocer de primera mano las distintas etapas creativas de Calvo. La selección de obras, realizada por el comisario Alfonso de la Torre y la propia artista, sumerge en el particular universo de esta artista conceptual que, con su manera de hacer, ha sido entendida también por el gran público, que de una manera natural conecta con su mensaje comprometido y a menudo emotivo, a pesar de su complejidad.

La exposición no se organiza cronológicamente. Establece un juego de afinidades en grandes salas que permiten ver con facilidad el conjunto y discurrir después en un orden libre, a la medida de cada visitante. Esta manera de disponer las piezas provoca encuentros de obras de distintas épocas o realizados con diversas técnicas, que revelan la enorme coherencia de su trabajo. Adición, collage, suma, intervención, objeto, son palabras que definen su trabajo, y que están presentes en cada una de las obras de esta exposición.

Materiales

Además de su dedicación al dibujo y la pintura, Calvo es novedosa en sus procedimientos y en la elección de materiales: en los años 70 trabaja frecuentemente con barro (reflejo de su interés por la arqueología y de su trabajo años atrás en una fábrica de cerámica), a partir de finales de la década de los noventa, empieza a introducir objetos encontrados (le interesa la idea, ya defendida desde el surrealismo, de que la elección de un objeto ya es un acto creativo) y fotografías en sus composiciones sobre lienzo o caucho, y crea escenografías a base de instalaciones.

Recopilaciones y Paisajes fue capital en el comienzo del reconocimiento de su quehacer, pues se mostraron en la exposición New Images from Spain, ya histórica, celebrada en Nueva York en 1980 en el Solomon R. Guggenheim Museum. Esa exposición, comisariada por Margit Rowell, supuso el primer reconocimiento internacional de la obra de Calvo, quedando una de las obras en la colección de dicho museo. Son obras construidas pacientemente por la artista con arcilla, luego pintadas y montadas sobre el tejido, sujetas en el mismo mediante hilo de empalomar.

Cabe destacar las dos piezas presentadas a la 47 Bienal de Venecia en representación de España, presentes en esta exposición: 21 grandes obras sobre pizarra, propiedad del Museo Reina Sofía, y la impresionante Una conversación —un gran cubo de 4 x 4 x 4 m situado en el centro de la sala principal, y repleto de cientos de objetos—, reproducida íntegramente aquí. Solo con mirarla se puede imaginar el enorme esfuerzo físico de esta artista para concebir estas dos piezas casi monumentales desde la soledad de su estudio.

Compromiso

Esta exposición brinda la oportunidad de bucear en un mundo a veces aparentemente imaginario, pero lleno de realidad y compromiso con el origen —son manifiestas las referencias materiales y estéticas a su Valencia natal en las obras de los años 70, sobre todo—, con la mujer —presente de manera implícita o explícita en muchas de sus obras, como objeto y como sujeto—, o con la sociedad —ya que se aventura a reivindicar o poner de manifiesto situaciones o convenciones, que deben ser puestas en tela de juicio.

También se ven otras obras que incluyen objetos, singulares arqueologías, sobre mesas o dentro de armarios. Pequeños mundos, cargados de símbolos que hay que descifrar. Sobre las imágenes fotográficas, por ella halladas y manipuladas, adiciona pintura, objetos o restos varios e invita a la construcción de un cierto conocimiento.

Son reveladores los títulos que pone a sus obras, que muestran su habilidad y gusto por el lenguaje. A Carmen Calvo le gusta leer, la palabra, y en la lectura dice encontrar las ideas que le cuesta expresar. Por eso la visita a la exposición es rica en matices y sugerencias, tanto a través de lo que se ve como de lo que se lee.

La muestra se completa con un texto de mano y tres vídeos que pueden visionarse en la sala audiovisual, de acceso libre desde la sala durante el horario de apertura de la exposición.

Territorio híbrido

Titulada en Publicidad por la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Valencia, Carmen Calvo (Valencia, 1950) cursó estudios de Bellas Artes en la Real Academia de San Carlos de Valencia. Ha obtenido numerosas becas y premios, entre otros el Nacional de Artes Plásticas (2013), y es una de las artistas españolas de mayor prestigio internacional.

Desde los años ochenta, en que participa en New Images from Spain (1980, The Solomon R. Guggenheim Museum), su obra ha estado presente en relevantes muestras que han difundido el arte español, destacando su presencia, junto a Joan Brossa, en la XLVII Bienal de Venecia de 1997.

Además de su dedicación a la pintura, en un territorio que se puede calificar de híbrido y muy singular en la escena artística internacional, destaca por su trabajo en la realización de intervenciones, en algunos casos con carácter permanente, en edificios públicos.