Con esta temática de fondo, la artista repasa su trayectoria desde una perspectiva en la que se entrecruza su propia memoria personal con la memoria colectiva para abordar de forma crítica asuntos relativos a la represión de la libertad, la censura política y artística o la marginación de determinados colectivos sociales.
En las obras e instalaciones multimedia (vídeo, audio, fotografía) que pueden verse en la muestra -organizada con la colaboración de la Comunidad de Madrid- aparecen a menudo dos de los elementos utilizados por Jerez desde los inicios de su carrera: las noticias de prensa y los escritos autocensurados como caligrafía ilegible. A ellos ha incorporado temas de actualidad, especialmente aquellos relacionados con el feminismo y la inmigración y su olvido o maltrato en los medios y en las políticas oficiales.
Además de la memoria, en su actual etapa personal de reflexión y síntesis de épocas anteriores, Concha Jerez trata otra serie de temas con los que ha venido trabajando recurrentemente a lo largo de estos últimos cuarenta años, como las ideas de ambigüedad, cotidianidad, medición, tiempo, utopía o la vigilancia electrónica y los límites.
La exposición se despliega por diversos espacios del edificio Sabatini del Museo. En la Sala de Bóvedas -en el sótano- y en la planta tercera se presenta una retrospectiva parcial en la que pueden verse algunas de las primeras obras de la artista sobre papel, que han sido expuestas raras veces desde los años setenta, así como instalaciones realizadas a partir de los años ochenta.
Contenedor de memoria
La Sala de Protocolo, en la planta primera, muestra una selección de dibujos originales de sus proyectos, un enlace virtual a la Base de Datos Ideas Instaladas y a la Base de Datos de Jerez y el artista sonoro y compositor José Iges Expanded Radio, bocetos de experimentaciones con diversas materias (1972-73), bocetos y obras minimalistas (1972-75), obras originales de Mail Art, objetos intervenidos y publicaciones de la autora.
Por último, Concha Jerez ha tomado las cuatro escaleras de piedra como soporte para crear para esta ocasión cuatro nuevas intervenciones específicas como espacios de memoria: la Memoria olvidada, la Memoria autocensurada, la Memoria escrita y oralizada, y la Memoria silenciada. Esta es la primera vez que una exposición utiliza estos cuatro lugares singulares a la vez, que para la artista definen el tránsito por ellos de los diversos tiempos de memoria de los que ha sido testigo el edificio, de antiguo hospital de la beneficencia al museo de hoy, en palabras de Jerez “un gran contenedor de memoria”.
Con motivo de la exposición, el Museo Reina Sofía ha publicado un catálogo en español e inglés que, además de incluir imágenes de las obras e instalaciones de la muestra, incluye ensayos de autores como Fernando Castro Flórez, José Iges, Nieves Correa, Karin Ohlenschläger y Mieke Bal.
Inteso proyecto creativo
Concha Jerez desarrolla desde los años setenta del pasado siglo un intenso proyecto creativo que parte del arte conceptual para llevar a cabo intervenciones site specific con marcado carácter crítico. Es una de las pioneras del performance en España y ha realizado numerosas piezas de arte sonoro y radiofónico, entre las que destacan las creadas en colaboración con José Iges.