Organizada por la Fundación Cidade da Cultura y la Xunta de Galicia, con la colaboración del Ayuntamiento de Lalín, esta muestra comisariada por Carlos L. Bernárdez reúne cuarenta obras centradas en la época de madurez de este creador que se instaló en Argentina durante veinte años, sumergiéndose en el ambiente intelectual de la capital porteña, foco de la emigración y el exilio gallego. Presenta, en suma, una selección de algunas de las obras más importantes que conforman el Catálogo Universal de Laxeiro, proyecto dirigido por la Fundación Laxeiro que, tras 10 años de investigación, supuso el primer registro de este tipo que se realiza de un artista gallego.
Laxeiro viaja a Buenos Aires a inicios de la década de los cincuenta para presentar una exposición colectiva de artistas gallegos, pero acabará quedándose veinte años, en el que se considera el período donde adquiere una mayor independencia artística. Permanece en Argentina hasta 1970, con algunas temporadas en España. En ese mismo año se realiza una gran retrospectiva de su obra en la Art Gallery International de Buenos Aires. En 1968 celebra una exposición en la Galería Biosca de Madrid, y ese mismo año se inaugura el Museo Laxeiro en Lalín (Pontevedra), hecho que influye en su deseo de regresar.
«Laxeiro se incorpora al núcleo de la cultura gallega en América –explica el comisario de esta muestra–, el asentado en Argentina, donde había destacado la figura de Castelao –fallecido en enero de 1950–. Entre los exiliados habían estado o estaban pintores y escritores como Rafael Dieste, Lorenzo Varela, Maruja Mallo, Manuel Colmeiro, Luis Seoane o Arturo Cuadrado, a los que se sumarían años después otros artistas como Isaac Díaz Pardo. La colaboración entre intelectuales y artistas en el exilio americano y en el exilio interior comenzó a intensificarse a partir de 1946, año en el que, por ejemplo, se recupera el contacto epistolar de Luis Seoane –el principal dinamizador de la cultura gallega en América– y los artistas y escritores que residían en Galicia, como Francisco Fernández del Riego y Carlos Maside, a lo que seguirían nuevos contactos con Aquilino Iglesia Alvariño, Ramón Otero Pedrayo, Ramón Piñeiro, Valentín Paz-Andrade o Domingo García-Sabell».
El Año Laxeiro y esta exposición reivindican el lugar que le corresponde a uno de los padres de la vanguardia pictórica gallega.
Con Galicia de fondo
La figura de Laxeiro se enmarca en la vanguardia histórica gallega, en la que, a principios de los años treinta, un inquieto grupo de jóvenes artistas e intelectuales, conocido como Los Renovadores, inició un proyecto de actualización estética. Nacido en la Galicia rural y tradicional y fascinado desde niño por las historias de vivos y muertos, catalizó como pocos la visión del mundo desde la cultura popular gallega, a partir de la que construye una obra totalmente innovadora.
Como explica Carlos López Bernárdez, Laxeiro mantendrá en su obra la fidelidad a los temas gallegos de su formación, aunque experimenta una intensa evolución formal. Su etapa argentina hace que se mueva en un ambiente cosmopolita y gallego al mismo tiempo, abierto a todo tipo de influencias y contactos, aunque con una fidelidad intensa a los temas de tradición vernácula. Su obra oscila a esas alturas entre la continuidad y una mayor agresividad de la pincelada, más próxima al expresionismo abstracto, con obras de una gestualidad que conecta con las corrientes internacionales, sin perder el aire y la textura de su pintura anterior. En estas obras, con su lenguaje primitivista, disuelve la realidad en color y gesto, creando estructuras rítmicas de trazo enérgico, pero conservando un mundo peculiar a sugerencia de su universo referencial, con Galicia de fondo.