Zóbel trabajó de forma intensa sobre las pinturas del Prado y concibió su pintura como una suerte de instrumento con el cual transitar –para admirar, pero sobre todo para entender– las complejas vías por las que discurre la historia del arte. Gracias a ello su obra se constituye en un apasionante ejercicio de pedagogía artística. Sus dibujos enseñan a mirar, lenta, sosegada y analíticamente. Sus pinturas y sus dibujos encierran el esfuerzo por comprender la voluntad que empujaba a artistas como Zurbarán o Sánchez Cotán, como Van der Hamen o Velázquez.
Comisariada por Felipe Pereda, Fernando Zóbel de Ayala Professor of Spanish Art en la Universidad de Harvard, y Manuel Fontán del Junco, director de Museos y Exposiciones de la Fundación March, ambos muy ligados a la figura del pintor, la muestra explora la obra del pintor a lo largo de dos itinerarios que son fundamentales para valorar su contribución a la pintura abstracta contemporánea.
El primer camino, entre la modernidad y el legado de la tradición, reúne los estudios del pintor realizados en museos de todo el mundo, el Prado muy particularmente, reconstruyendo su proceso creador. El segundo, internacional y geográfico, muestra cómo el dibujo fue la herramienta que le acercó a una forma original y alternativa de modernidad que descubrió en Asia, en la tradición vernácula de las Islas Filipinas o en la pintura china y japonesa.
Ambos itinerarios nacen de la particular condición biográfica del artista. Nacido en Manila, formado en Estados Unidos para acabar instalándose en España, Zóbel no fue solo un pintor enormemente curioso y erudito, también fue un viajero permanente y un artista radicalmente cosmopolita.
La exposición, organizada con la colaboración de la Comunidad de Madrid, ha contado con el apoyo de la Ayala Foundation (Manila) y la Fundación Juan March.
Una larga conversación
Zóbel. El futuro del pasado recrea la larga conversación del artista moderno con los grandes maestros, que se fraguó en museos de todo el mundo, y en el Prado quizá como en ningún otro. Zóbel no solo pasó innumerables horas dibujado y estudiando sus pinturas, sino que incluso donó al Museo un número importante de dibujos de maestros españoles datados entre los siglos XVI y XVIII.
Estructurada en cinco ámbitos, la exposición aborda su trabajo desde una perspectiva transnacional que sobrevuela los límites geográficos de los tres continentes –Asia, Norteamérica y Europa— y reconstruye su itinerario poético y artístico entre los extremos de un mismo principio: aprender a mirar para entender el arte de los grandes maestros, por un lado, y, por el otro, volcar lo aprendido en su propia obra para así compartirlo.
Junto a abundante material gráfico, en la muestra se proyecta también el documental Memorias del instante. Los cuadernos de Zóbel, producido específicamente para la ocasión y cuyo tema es precisamente esa conversación que puebla los casi doscientos cuadernos de apuntes que dejó el artista.