Estrenada en 1987 en la Grand Opera de Houston, esta obra tuvo una génesis singular: en 1983, Peter Sellars –que en el Real ha dirigido Ainadamar, Iolanta y Perséphone, The Indian Queen, Tristán e Isolda y Only the Sound Remains– propuso a Adams escribir una partitura sobre la visita de estado que realizó en 1972 el presidente Richard Nixon a Pekín, en plena Guerra Fría, cuando la República Popular de China era gobernada con mano de hierro por Mao Tse-Tung y el telón de acero dividía el mundo en dos grandes bloques.
De la propuesta de Sellars –desde entonces colaborador de Adams en todas sus óperas– nacería, años más tarde, Nixon en China, con libreto en verso de la poeta estadounidense Alice Goodman (1958), que indaga sobre el papel real de los líderes de ambos países en el devenir del orden mundial a través de un juego dialéctico entre la parafernalia propagandista y las reflexiones íntimas de sus protagonistas.
La partitura, de reconocible atmósfera estadounidense y exuberante orquestación, articula detalles sonoros hiperrealistas que evocan el universo real y mediático de la visita, con arias, dúos, concertantes, coro y ballet, deudores de la tradición operística decimonónica y de la ópera del siglo XX, de Richard Strauss al minimalismo de Philip Glass. «Es rompedora para su tiempo, especial y única por derecho propio», afirma Kornilios Michailidis, encargado de la dirección Musical junto a Olivia Lee-Gundermann.
Nixon en China fue estrenada apenas 15 años después del célebre acontecimiento que recrea, cuando el público estadounidense podía seguir la ópera recordando todavía la conmoción generada por la retransmisión televisiva de cada paso del presidente, su esposa Pat, el secretario de Estado Kissinger y la pomposa coreografía de saludos, desfiles, espectáculos y reuniones.
Para acercar ese momento histórico al público de hoy, 50 años después, el director de Escena John Fulljames, junto con el escenógrafo y figurinista Dick Bird, utilizan abundante material documental e iconográfico como génesis y armazón conceptual de la producción. Así, un monumental archivo acoge la trama de la ópera, en la que los protagonistas actúan con trajes similares a los originales, reforzando el hiperrealismo de la propuesta con una sucesión de documentos, fotos, recortes de prensa y filmaciones reales, que van desfilando a lo largo de la ópera.
En palabras de Fulljames, «el estreno de esta obra y su incorporación al repertorio del Real es un hecho importantísimo». El Teatro puede finalmente dar a conocer una de las más destacadas obras de John Adams, muy querido por el público melómano en España.
En torno a esta ópera se han organizado actividades paralelas en el Teatro Real y en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, el International Institute, la Fundación SGAE y el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Las funciones cuentan con el patrocinio de la Fundación BBVA.
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Tres actos estructurados muy hábilmente
Para Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, «los actos primero y segundo de Nixon in China, saturados de escenas brillantes, ceremoniales, conyugales, cómicas y satíricas, han catapultado la ópera de John Adams hacia lo más alto de la popularidad que ha logrado un compositor contemporáneo. Pero la auténtica clave de la obra se encuentra en el tercer acto, cuando la radiografía del mediático evento y la persistente ironía sobre el culto a la persona y la manipulación de la opinión pública en la arena política cede el paso a la esfera de lo íntimo, ya sin distancias, protocolos institucionales, caretas ni filtros. Esos tres actos estructurados muy hábilmente para que contengan un número decreciente de escenas, que favorecen un efecto de desaceleración temporal, invitan a que los personajes se vayan acercando progresivamente, a que se revele su dimensión humana, a que sus inseguridades, miedos y frustraciones se pongan en evidencia a veces dolorosamente. Hasta que al final, Chou En-Lai, el más lúcido de todos, se plantea la cuestión final: «De todo cuanto hemos hecho, ¿qué fue realmente bueno?» (“How much of what we did was good?”).
En la dirección musical de la ópera se alternarán, al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, la coreana Olivia Lee-Gundermann –que acaba de dirigir la partitura en la Ópera de Dortmund– y el griego Kornilios Michailidis. Actuarán junto con los barítonos Leigh Melrose (Richard Nixon), Jacques Imbrailo (Chou En-Lai) y Borja Quiza (Henry Kissinger), las sopranos Sarah Tynan (Pat Nixon) y Audrey Luna (Chiang Ch’ing, Madame Tse-Tung), el tenor Alfred Kim (Mao Tse-Tung) y las mezzosopranos Sandra Ferrández (Nancy T`ang, Primera Secretaria), Gemma Coma-Alabert (Segunda Secretaria) y Ekaterina Antípova (Tercera Secretaria).