Intensa vida de El Colibrí

A través de un logrado y complejo ejercicio de montaje, el relato salta por espacios y tiempos en la vida de Marco Carrera, El Colibrí, desde la playa en la que en su adolescencia conoce a Luisa, la mujer que amará toda su vida, pasando por Roma, donde vivirá durante años un matrimonio anodino con su esposa Marina y su hija Adele, para concluir en Florencia junto a su amigo el psicoanalista Daniele Carradori, que le enseñará a hacer frente a los continuos cambios de rumbo del destino.

El filme recorre la cautivadora y agitada vida del protagonista, desde su infancia hasta sus últimos días. Un arco temporal que merece poner de manifiesto el magnífico trabajo de maquillaje y caracterización de los distintos personajes en sus diferentes etapas vitales. El tiempo fluye en sus rostros sin que se atisbe el menor artificio. ¡Bravo!

Nominada al mejor guion en los premios David de Donatello, El Colibrí cuenta con un reparto encabezado por Pierfrancesco Favino como Marco, Berénice Bejo en el papel de Luisa, Nanni Moretti encarnando al psicoanalista y Kasia Smutniak como la infeliz esposa.

Con cinco premios David de Donatello y tres Nastri de Plata, Francesca Archibugi es hoy una de las principales directoras de cine italianas, capaz de mezclar con inteligencia drama y comedia y profundizar en las emociones, vicios y debilidades del ser humano.

Sobre el proceso de gestación de El Colibrí, Archibugi recuerda: “Me gustó mucho el libro de Sandro Veronesi y quise adaptarlo siendo fiel al original, pero dándole también ese toque personal que reflejara lo que sentí al leerlo. Me propuse, aunque fuera de manera inconsciente, mantener las aventuras de la novela en una serie de episodios aparentemente inconexos pero que estaban internamente unidos. Aposté por quitar cualquier fecha o referencia temporal y que los acontecimientos fueran narrados únicamente por los actores y el entorno”.

“Unificar este cuento en el tiempo requería un gran cuidado al unir un fragmento con otro, no solo a nivel narrativo en el proceso de montaje que llevó a cabo Esmeralda Calabria sino también a nivel visual”, destaca la realizadora. “Pero lo más importante para el director en una historia tan arraigada a sus personajes era la elección de los intérpretes, tanto para los papeles protagonistas como para los demás. Cada uno de ellos, sobre todo Marco Carrera, tienen que soportar el peso de la historia… El mundo alrededor de las casas, las calles, las imágenes, la luz y las estaciones una detrás de otra tienen que arropar a los personajes como una manta de viaje”.

Y en relación con el objetivo a la hora de filmarla apunta que “en esta película, como en las anteriores, mi deseo era anular la cámara y crear la percepción de que la historia lo estaba contando todo. Esa no es una tarea sencilla para un director. A veces lo más difícil de filmar es la cara de un hombre, de una mujer, de unos niños. Conseguir lo que hay más allá de esas caras y filmar lo invisible”. Conseguido.