Sobre el aborto - hoyesarte.com

Chicago, 1968. Joy (Elizabeth Banks), es una ama de casa tradicional que lleva una vida sin sobresaltos en compañía de su esposo y su hija mientras la ciudad y la nación están sumidas en la agitación política. Pero cuando, inesperadamente y sin desearlo, se vuelve a quedar embarazada la tranquilidad se esfuma pues los médicos le advierten de que ese embarazo tardío supone una grave y real amenaza para su vida.

Un riesgo de muerte que desoyen los responsables, todos hombres, del centro médico al que acude. La junta hospitalaria se niega a hacer una excepción a la férrea legislación antiaborto que impera en el país. Pese a su delicada situación, legalmente Joy no puede abortar.

Su desesperado viaje en busca de soluciones le conduce hasta una organización clandestina de mujeres, liderada por Virginia (Sigourney Weaver), que le brindará una alternativa y le cambiará la vida.

Todas somos Jane se apoya en un sólido reparto encabezado por Elizabeth Banks, a la que acompañan, también en interpretaciones llenas de sentido, Sigourney Weaver, Chris Messina, Wunmi Mosaku y Kate Mara.

Phyllips Nagy, la realizadora que dirige la cinta, reconoce el cuidado que puso a la hora de tratar el aborto: «Tuve que analizar mi propia opinión sobre la cuestión, mis creencias y sentimientos al respecto, y al hacerlo llegué a la conclusión de que es un tema lleno de matices, en evolución constante y con múltiples perspectivas».

Lo que en la pantalla vemos, con un tratamiento en el que incluso cabe el sentido del humor, incide en la determinación de la protagonista, que sigue siendo relevante cincuenta años después de los hechos que se narran. La vigencia del tema está ahí, evidenciando cuestiones de tanto calado como la lucha de las mujeres por el control de sus decisiones y sus cuerpos.