En la misma cinematografía española hay grandísimas películas que ahora no solo cuesta menos elevarlas a la cumbre, sino que sirven más que nunca para reflejar el buen gusto de quienes se acuerdan de ellas. Hablamos de los Juguetes rotos (1966) de Manuel Summers, de El asesino de Pedralbes (1978) de Gonzalo Herralde, de Los queridísimos verdugos (1977) o Las canciones para después de una guerra (1971) de Basilio Martín Patino, de Ocaña, retrato intermitente (1978) de Ventura Pons y, por supuesto, de El desencanto (1976) de Jaime Chávarri.
Ninguno de ellos figura en el libro Cine documental de Ian Haydn Smith. Están, en cambio, Las Hurdes (1933) de Luis Buñuel y El sol del membrillo (1992) de Víctor Erice, seguramente porque se trata de dos cineastas cuya filmografía goza de reconocimiento crítico fuera de España. Aun así, la de Haydn Smith es una guía que merece la pena. Como suele pasar en este tipo de obras de dolorosa selección, son todos los que están pero no están todos los que son. En cualquier caso, los que están son un centenar de cintas que ofrecen una panorámica de la historia del documental desde las primeras referencias clásicas como Nanuk, el esquimal (1922) de Robert Flaherty (lo más parecido al padre fundador del género) o El hombre de la cámara (1929) de Dziga Vertov hasta trabajos de antes de ayer.
El autor propone en la ficha de cada película una relación de “títulos relacionados” que le ayuda a que la lista de clamorosas ausencias no sea tan larga. Ya nos aclara en la introducción que no ha buscado contar una historia del documental ni elegir los mejores o los más populares. Cumple con lo que promete: demostrar cómo la verdad puede ser más fascinante que la ficción y poner de relieve la enorme variedad de estilos con que puede retratarse la realidad. Son innecesarios los bloques temáticos (política, arte, crimen, ciencia…) pero se agradece el despliegue gráfico.
Lo primero que llama la atención del manual es el número de documentales, da igual el asunto que trate, producidos entre finales del siglo pasado y el momento actual. Una proporción muy favorable respecto a las siete u ocho décadas anteriores. Seguramente lo que más influya sea que los medios técnicos se fueran haciendo más ligeros y menos aparatosos.
La calidad de los documentales incluidos de fecha más reciente –al menos de los que uno conoce– es innegable y sin embargo a nadie escapa que, en general, la producción se nos ha ido de las manos y que empieza a ser cada vez más difícil separar el grano de la paja. Todo tiene un documental. Todos y todas tienen un documental. Si eres alguien y no tienes un documental es posible que no seas alguien. En esa burbuja es patente también un abuso manifiesto del busto parlante (talking head) como recurso omnipresente, se suceden las entrevistas y no cuesta adivinar el estilo de la mayoría de los documentales que cada semana aterrizan en las plataformas.
No es el caso del canon que Haydn Smith propone. Aquí están los clásicos incontestables (La tristeza y la piedad, Shoah, Cosmos, Harlan County, Cuando éramos reyes, Don’t look back…), los grandes nombres del documental (Jean Rouch, Frederick Wiseman, Barbara Kopple, Claude Lanzmann, David Attenborough, Agnes Varda, Werner Herzog…) y los cineastas que a veces cultivan el género con el mismo esmero que la ficción, caso de Orson Welles (Fraude), Spike Lee (4 Little girls), Chantal Akerman (News from home), Abbas Kiarostami (Close-up), Wim Wenders (Pina) o Peter Jackson con su serie documental sobre los Beatles Get Back.
Y, por supuesto, el lector no echará en falta esos documentales que en los últimos años han hecho afición y han sido todo un suceso como Stories we tell (la edición es caprichosa y unos títulos se traducen y otros no), I am not your negro, Amazing Grace, Man On Wire, Amy, Vals con Bashir, The act of killing u O.J.: Made in America.
Cine documental
Ian Haydn Smith
Traductor: Cillero & De Motta
Editorial Libros Cúpula
224 páginas
23,95 euros