Muchas obras de arte rebosan de plantas. En otras, se encuentran un poco más escondidas. En todos los casos, la botánica es una parte indispensable del relato que el artista quiere narrar: hay flores que aluden a la dinastía a la que pertenece la persona retratada, hojas que resumen un sentimiento, árboles que transmiten a la escena cualidades que les son propias.

‘La Anunciación’. Fra Angelico. Témpera sobre tabla, 162,3 x 191,5 cm. Hacia 1426. Madrid, Museo Nacional del Prado. Sala 056B.

Cada época representa las plantas de una forma diferente, con mayor o menor atención al detalle y a la fidelidad. En el románico, la simplificación extrema de su anatomía aportaba a los vegetales una belleza muy peculiar. En el gótico se buscaba la precisión y la descripción correcta de cada planta, de cada flor. Se podría decir que es en este momento cuando el retrato botánico adquiere una entidad propia en el arte, que culmina en el Renacimiento. En ese periodo, y como herencia de siglos anteriores, las plantas abundan en el primer término de las obras, con un destacado estilo naturalista.

‘García de Medici’. Bronzino. Óleo sobre tabla, 48 x 38 cm. Hacia 1550. Madrid, Museo Nacional del Prado. Sala 049.

Las especies escogidas podían estar presentes en el entorno del artista, incluso al pie de su taller. Pero otras veces, y como fruto de las expediciones a distintos lugares del mundo, se incorporaban plantas exóticas que provenían de países lejanos y que enriquecían la flora artística, especialmente a partir del siglo XVI. De cualquier manera, las obras de arte dejan constancia de la fascinante capacidad de observación del medio natural de los artistas, que retrataban las plantas con delicadeza, como si fueran un personaje más.

El nuevo recorrido que propone el Prado abarca un amplio abanico temporal, desde la escultura romana hasta comienzos del siglo XVIII, para descubrir cómo en la pintura, la representación de flores y plantas puede hablar de la simbología mitológica, religiosa, nobiliaria o costumbrista para transmitir a la escena las cualidades que les son propias.

Presta atención, además, a todo tipo de soportes, como el mármol, las piedras semipreciosas o, por supuesto, tablas y lienzos. En todos ellos hay acomodo para la representación botánica.

Este itinerario se complementa con una publicación y audioguías en castellano e inglés.

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