Puntero y mazo
La piedra mide 80 centímetros por el lado de la inscripción y 15 centímetros de alto y según los arqueólogos se realizó con puntero y mazo, no con cincel, por lo que no se trata de una inscripción hecha en un taller, sino más bien de un "grafito ocasional" realizado por algún artesano con acceso a las obras de realización del teatro.
"La inscripción se colocó boca abajo, para no ser vista, a modo de defixio o maldición para el que se sentara allí", explicaron los arqueólogos. El grafito consta de tres palabras. La primera es latro, que significa ladrón. A continuación, parece ser que el artesano comenzó a grabar un monograma, pero no convencido del resultado, lo borró con varios golpes de mazo.
Traducción
Finalmente escribió con letras grandes y profundas el testimonio definitivo, un monograma compuesto por las letras "BE" cruzadas por una raya horizontal a modo de "A" y también de "L". En ellas se esconde el protagonista a quien se dirige la maldición o insulto: Balbe, vocativo de Balbus. El resultado es pues "Latro, Balbe".
Según los arqueólogos, "el hecho de realizarse de forma críptica se explicaría por el temor del artesano a ser descubierto y castigado. Posiblemente la maldición se grabó en el lugar que ocuparía un tal Balbo en la prohedria del teatro durante las representaciones. Se trata, pues, de un miembro de la élite social gaditana".
La placa será trasladada la próxima semana al Museo Provincial de Cádiz.
Una joya muy, pero que muy, grande El teatro se descubrió fortuitamente en 1980 por un incendio en unos almacenes. Estaba situado bajo los cimientos de la fundición y había estado integrado en el caserío desde la Edad Media, motivo por el que se conserva un fragmento de muro con tres vanos adintelados por encima del nivel de calle. |