Después de once años de trabajos, renace de sus ruinas el viejo sueño del rey Federico Guillermo de Prusia, que hace casi 200 años decidió construir sobre una pequeña isla un conjunto de edificios que constituyera el «mayor museo universal del planeta».
La obra fue entonces realizada por Karl Friedrich Schinkel, quien originalmente diseñó e inauguró el Altes Museum (museo viejo) en 1830; Casi 30 años más tarde, su discípulo Friedrich August Stüler se hizo cargo del museo nuevo (Neues Museum), dedicado al arte egipcio y hogar del espléndido busto de Nefertiti.
Después de haber soportado la furia de las bombas aliadas durante la II Guerra Mundial, la inclemencia del tiempo y la indiferencia de las autoridades de la desaparecida RDA, la reina egipcia no tuvo más remedio que emigrar, quedando el edificio casi destruido por las bombas en la guerra.
Durante el próximo mes de octubre Nefertiti volverá de nuevo a casa una vez que ésta ha recobrado su viejo esplendor gracias al trabajo del arquitecto David Chipperfield, que con una moderna visión de la arquitectura ha conservado en lo posible los restos de las ruinas y los ha restaurado a partir de un proyecto que en su día fue muy criticado pero cuyo resultado, hoy en día, no deja de asombrar.