El Duce vivió obsesionado con su seguridad e hizo construir bajo su residencia privada, en Villa Torlonia, y bajo su despacho en el Palacio Venecia, dos grandes recintos subterráneos, además del búnker del barrio del EUR.

Los tres artistas participantes en la exposición han buscado integrar sus obras en un espacio tan peculiar como este. Fabiana Roscioli, por medio de las instalaciones de luz que tiñen de tonos rojos y verdes las paredes encaladas del refugio, así como a través de pinturas en las que predomina el color rojo, encuadradas por los carteles originales en los que se advertía a los ocupantes del búnker que mantuvieran la calma y el silencio durante los ataques aéreos. Rapetti propone una colección bajo el nombre de Cartas desde el frente, que integra motivos judíos como estrellas de David, mientras que Dalla Chiesa se centra en figuras femeninas que se reparten de manera innovadora por todo el espacio del búnker, como entre las vigas descubiertas o frente a las puertas antigás.

Se trata de un espacio con salas largas y estrechas divididas por pilares de cemento armado que contrasta con el carácter opresivo de la construcción, cuyas paredes están separadas del exterior por un muro de 20 centímetros y un vacío intersticial de 1,25 metros, entre el edificio externo y el búnker.

Protección antiaérea

Situado bajo el Palazzo degli Uffici, levantado para ser sede de la Exposición Universal de Roma de 1942 (que no se celebró a causa de la guerra), la construcción del búnker fue solicitada por el propio Mussolini para proteger a los empleados y altos cargos que trabajaban en este edificio.

Para acceder a la cámara, el visitante debe introducirse por una escalera situada en el lateral del edificio y que conduce a una puerta blindada y antigás. A partir de este punto, el arte se fusiona con los restos que recuerdan el horror de la guerra y sustituye a los bancos de madera en los que los refugiados esperaban el final de los bombardeos.

Según la sociedad EUR Spa, que gestiona los edificios públicos de este barrio, el búnker podía albergar hasta 300 personas, divididas según sus categorías profesionales. Todavía pueden verse en algunas de sus salas vestigios de su propósito original, como dos bicicletas estáticas que debían alimentar una dinamo que diera energía a todo el complejo y al sistema de ventilación.

Asimismo, en la sala principal pueden verse elementos que recuerdan su uso como cuartel general de los granaderos de Cerdeña del I Regimiento, que se prepararon aquí para la defensa de Roma antes de la llegada de los aliados, en la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos, una máscara antigás, un calendario con la fecha del 8 de septiembre de 1943, día del armisticio firmado por el mariscal Pietro Badoglio, y un maniquí vestido con la indumentaria de este cuerpo.