Tiene una altura de 21,6 metros y un total de 673 paneles de vidrio laminado transparente, divididos en 603 rombos y 70 triángulos. El peso total de la estructura es de 180 toneladas. La inclinación de sus paredes, al igual que ocurre con las pirámides egipcias, es de 51 grados.
Centro de gravedad
Su centro de gravedad coincide con el de los tres pabellones del museo, Richelieu al norte, Denon al sur y Sully al este. Esta pirámide es la principal y más grande de las pirámides de cristal del museo, que incluye, a nivel subterráneo, otra pirámide pero invertida. Antes de construirse la pirámide, la entrada al Louvre tenía unas largas colas. Con su construcción, además de solucionarse el problema, se aumentó el espacio de exposición.
Desde su construcción, la pirámide ha estado sujeta a polémicas, debido al contraste de estilos entre la modernidad del vidrio y el clasicismo del museo. Mitterrand, su verdadero promotor, provocó una violenta polémica nacional con su deseo de instalar una obra tan vanguardista en el corazón del antiguo palacio real fundado por Carlos V el Sabio (1338-1380) sobre el fortín construido en 1190, junto al Sena, por el rey Philippe Auguste.
Proyecto faraónico
Su autor, Ieoh Ming Pei nació en Guangzhou, en China en 1917. Terminados sus estudios escolares, a los 18 años se trasladó a los Estados Unidos para estudiar arquitectura. Logró matricularse en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde se graduó en 1940. Entre 1945 y 1948 amplió su formación enseñando en Harvard como profesor adjunto, bajo la tutela de dos famosos arquitectos europeos, Marcel Breuer y Walter Gropius. A raíz de ello se considera a Pei como uno de los sucesores americanos de los grandes maestros de la arquitectura europea.
La opinión de dos expertos "De todos los grandes proyectos de París, ninguno causó tanto revuelo como las pirámides de I. M. Pei en el gran patio del Louvre. Espectacular en concepto y forma, el proyecto nos brinda un sorprendente recordatorio de la audacia y habilidad de la arquitectura moderna para poner en valor las formas arquitectónicas tradicionales. La pirámide mayor es, básicamente, una estructura de acero, complejamente entrelazada e interconectada, cubierta con vidrio reflectivo. La pirámide es nada más, ni nada menos, que un portal que provee una puerta de acceso a las galerías principales del Louvre, un cambio que debió haberse efectuado hace ya mucho tiempo. A medida que se desciende hacia el foyer de acceso interior, la naturaleza dramática de esta intervención se nos hace evidente. Esta pirámide principal, que ciertamente rompe el equilibrio del viejo Gran Patio del Louvre, es contrarrestada por otras dos más pequeñas que proveen luz natural y ventilación a los espacios subterráneos". (Dennis Sharp, Twentieth Century Architecture: a Visual History. p 407)
"Probablemente la pièce de résistance del extraordinario legado de Pei a la arquitectura moderna; su sentido del buen gusto sin estridencias, su profunda atención a los detalles y su claridad conceptual; sea su magnífica intervención en el Cour Napoleón del Museo del Louvre. Debajo de su nueva superficie se adecuó un vasto programa de 65.000m2 de espacios de apoyo que resultaban extremadamente necesarios… Y la pirámide central de ingreso, el símbolo del proyecto que se eleva 20,6 m sobre el suelo, aparece como el complemento y contrapunto perfecto al conjunto. Pese a su casi etérea presencia; derivada de una trama de soportes triangulares ingeniosamente concebidos y revestidos con vidrios suavemente coloreados en un maravilloso color ocre cálido, realizados especialmente por St. Gobain para que sea compatible con las fachadas de piedra color miel de la época de la Segunda República; la pirámide fue muy controvertida desde que fuera presentado el proyecto en 1985. Obviamente casi cualquier intervención hubiese sido considerada como un anatema para aquellos que creen sagrada e intocable la integridad de la presencia clásica del Louvre. El tiempo ha morigerado las críticas contra uno de los ejemplos más elegantes del modernismo, aunque resulte poco o nada exitosa su solución como ‘ingreso protegido’ de los elementos naturales y aunque sus tres pirámides menores aparezcan como estéticamente gratuitas. Sin embargo, por momentos, la casi fluida, desmaterializada presencia de la pirámide establece sin estridencias un poderoso argumento conceptual cuya intención es la de complementar con moderación y respeto, sin ser agresiva pero tampoco sometida. Con absoluta simpleza, lo nuevo convive con lo antiguo, cada uno reconociendo la presencia del otro". (Paul Heyer. American Architecture: Ideas and Ideologies in the Late Twentieth Century. p 275-278) |