Símbolo de progreso
La Tercera República, en 1889, quiso celebrar el centenario de la Revolución Francesa con una Exposición Universal y, entonces, se decidió crear un monumento que simbolizara el bienestar económico y político; así nació la Tour Eiffel. Le Courbusier catalogó esta construcción como la última expresión de finales del XIX, de la era industrial y de la nueva civilización.
Fue en 1886 cuando se planteó la idea de crear en París una torre de hierro de 300 metros en una base de 125 metros en Los Campos de Marte que seguiría el esquema de la World´s Fair de Filadelfia levantada diez años antes. Hay que tener en cuenta que las construcciones en hierro eran ya una realidad en Europa, sólo hay que recordar el Palacio de Cristal de Paxton, inaugurado en Londres en 1851.
Gustave Eiffel, afamado constructor
Gustave Eiffel era ya un afamado constructor de obras en hierro. Tras dos años de construcción, la Torre Eiffel fue inaugurada por Sadi Carnot, presidente de la República Francesa, el 31 de marzo de 1889. Inmediatamente se convirtió en un icono popular que no podía faltar en las fotografías del momento. Fue la edificación más alta del mundo hasta la construcción de Chrysler Building en Nueva York en 1930.
A partir de los 80 se tomaron fuertes medidas para asegurar la conservación de la torre. Por ello, las escaleras fueros remplazadas por otras nuevas y tres secciones originales pasaron a formar parte de museos franceses: Museo Villete, futuro Museo D´Orsay y el Museo Nacy. Una sección se quedó en el primer piso de la torre pero como pieza expositora y, por último, otras cuantas fueron vendidas en subasta el 1 de diciembre de 1983.