Esta obra, de grandes dimensiones, es de factura delicada, de pincelada precisa, casi puntillista, de colores brillantes, la gama habitual en estos años. El propio pintor, a principios de la década de los 70, declaró: “Los cuadros que me llenaban de admiración eran aquellos en los que el impresionismo terminaba por adoptar francamente la fórmula puntillista. La yuxtaposición sistemática del naranja y el violeta creaba en mí una especie de ilusión y de alegría sentimental parecidas a la que me proporcionaban las cosas vistas a través de un prisma y coloreadas por un arco iris”.

Obra destacada

La obra, que podrá verse en el Teatro-Museo Dalí de Figueres de forma permanente a partir de agosto, destaca de manera especial entre las obras que el artista llevó a cabo en esta época. No por la localización física de la escena, la playa de Es Llaner, que es común a otras piezas del momento, sino por el ambiente festivo que desprende: las bañistas, prácticamente todas ellas desnudas, con el pelo recogido, disfrutan del momento del baño. Unas cerca del mar, otras, dentro del agua, otras subiendo o dentro de las barcas. La luminosidad que desprende ayuda a acentuar el carácter ilusorio de la escena.

Estas figuras gráciles –de carácter simbolista y mediterráneo, prototipo de una forma femenina que nos recuerda a su hermana, quien a menudo le servía de modelo– las encontramos, en situaciones similares, en otras obras del mismo año, como El torrente de la Jorneta.

 

Descripción técnica

Título: Bañistas de Es Llaner
Año: 1923
Técnica: óleo sobre cartón sobre tablero de madera contrachapado
Medidas: 72 x 103 cm
Núm. Ficha Catálogo Razonado: 0124