Diversos Popeyes, inflables de plástico, elefantes, extrañas esculturas a base de antiguas piezas mecánicas, pequeñas estatuillas-caricatura aparecen por cada rincón del estudio, que poco a poco va tomando la forma de una gran superficie dedicada a la juguetería variada.

Impresionante colección personal

Y su colección de arte particular, que naturalmente no está físicamente en el estudio, pero que se enseña al visitante a través de una magnífica pantalla de ordenador: un "Poussin" prestado al Metropolitan que Koons mantiene como salvapantallas, un "Manet", un "Courbet", una escultura medieval en madera, una cabeza faraónica, varios "magrittes", "dalís" y "picassos"…

Quizás así se entiende mejor por qué el trabajo de Koons sigue transmitiendo a la mayoría de los espectadores esa extraña sensación de tener que elegir entre el aprecio y el elogio, integrándose de ese modo en el privilegiado, inteligente y cool grupo de seguidores, o realmente reconocer que uno no entiende nada y arriesgarse así a quedar como un verdadero ignorante que vive fuera de su época.

El caso es que la fórmula funciona en el mercado, de modo que no será la primera ni última vez que tengamos que enfrentarnos a esta delicada decisión.