Este ataque a La Gioconda, que tuvo lugar un domingo de gran afluencia de público en la institución gracias a la entrada gratuita a los monumentos parisinos, fue reducido por las excelentes medidas de seguridad con las que cuenta la mítica obra que Leonardo da Vinci pintó entre 1503 y 1506, un sistema exclusivo de vigilancia, incluida una urna de cristal blindado que le protege incluso de disparos con armas de fuego. Además, gracias a las cámaras de vigilancia instaladas en su sala, la turista fue identificada y arrestada en pocos minutos.
Actos de vandalismo
Este es el último de los numerosos ataques que la Mona Lisa, visitada el año pasado por 8,5 millones de turistas, ha sufrido durante su historia, aunque desde la institución francesa aseguran que hacía muchos años que no se registraba un incidente de este tipo.
El cuadro ha sido robado en varias ocasiones, la última en 1911 de manos de un italiano que la llevó a su país y fue finalmente localizada en Florencia dos años después.
Según el Louvre, el último acto de vandalismo en sus salas tuvo lugar en 1998, cuando una estatua de Séneca fue deteriorada por un visitante y, fuera de sus paredes, el más reciente ataque lo sufrió el cuadro Le pont d’Argenteuil, de Claude Monet, desgarrado por un joven que se coló por la noche en el Museo d’Orsay en 2008.