El título que eligió Birnbaum, Fare Mondi, Hacer Mundos en su traducción al castellano, pone el acento sobre la capacidad creadora del artista, como demiurgo e inventor de nuevas realidades. Para el director se trataba de una exposición guiada por las aspiraciones de explorar los diferentes mundos que tenemos ante nosotros.
De esta edición se ha escrito mucho, como casi siempre, y en general se ha llegado a la misma conclusión. Ha sido una bienal que ha gustado, seguramente más que las dos anteriores. La exposición y su leitmotiv Crear mundos han funcionado, pero no han asombrado ni sorprendido.
Aunque los escándalos en las bienales suelen ser más bien fruto de los medios de comunicación y no del entorno artístico, el hecho de que en este año no se haya hablado de lo escandaloso de tal obra o de lo fuera de lugar que estaba tal otra, demuestra que ésta era una edición muy políticamente correcta. Demasiado, es una de las pegas que el mundillo del arte ha puesto.
Dado el título de esta edición, muchos pensaron que los artistas lo asociarían al famoso lema Otro mundo es posible, pero nada más lejos; ha sido una bienal muy poco política, y en un país tan politizado como Italia, ha supuesto una pequeña desilusión.
Esta Biennale pasará a la historia, entre otras cosas, por ser la primera en albergar un pabellón online. El artista Miltos Manetas, que trabaja con temas relacionados con la propiedad intelectual, y el comisario Jan Aman han dicho al respecto: “Considerando el tema de la bienal de este año, Fare mondi, es lógico que también Internet tenga su representación. La web es una nueva parte de nuestro universo, un territorio de otro tipo”. Manetas, que ya había realizado una experiencia similar en el Museo Whitney de Nueva York, ha reunido un variopinto grupo de artistas y de operadores culturales, además del nutrido pueblo internauta que habita la red.
Aunque este pabellón ha tenido su sede principal en Internet (www.padiglioneinternet.com), también ha realizado happenings y acciones en algunos momentos puntuales de la bienal. Uno de los primeros en interesarse por este pabellón fue el Partido Pirata sueco (PirateBay), a favor de la piratería en la red, que abrió en el portal una embajada virtual (www.empassyofpiracy.org) y llegó incluso a ser objeto de registros por parte de la policía italiana.
Galardones y distinciones
Aparte de los premios a toda una carrera para Yoko Ono y John Baldessari, se concedieron otros galardones: el Leone d´oro a la mejor participación nacional. Que fue para Estados Unidos, que había apostado sobre seguro dedicando el pabellón entero a Bruce Nauman, uno de los popes del arte contemporáneo de los últimos cuarenta años. También se otorgaron el premio al mejor artista de la exposición Fare mondi, que recayó en el alemán Tobias Rehberger, y al mejor artista joven, que fue para la sueca Nathalie Djurberg.
Otros de los grandes protagonistas, esta vez por aclamación popular, fueron los trabajos de Tomás Saraceno y de Miranda July. La obra de Saraceno daba la bienvenida al espectador en el pabellón de las exposiciones (antigua sede del pabellón italiano), su entramado reticular y su naturaleza cósmica recordaban indudablemente al espectador la frase elegida por el comisario para esta edición.
Miranda July ha supuesto en cambio un toque irónico en el recorrido expositivo. El trabajo de la polifacética joven inglesa (directora, guionista y protagonista del inolvidable film Tú, yo y todos los demás) fue interpretado muy positivamente por el público y su nombre se ha asentando con fuerza en el panorama artístico internacional.
En cuanto a los pabellones, el italiano, como suele suceder, ha desatado muchas más críticas que alabanzas. El comisario, F. Prosperetti, presentaba numerosos artistas y, por el hecho de intentar agradar a todos los públicos, ha acabado no convenciendo a ninguno.
Todo lo contrario que el pabellón español en el que sólo había obras de un irreprochable Miquel Barceló. En cuanto a los pabellones nacionales, los de Alemania con Liam Gillick, el de los países nórdicos, comisariado por la pareja de artistas Elmgreen & Dragset y el de la República Checa y Eslovaca con Roman Ondak, son los que más han llamado la atención.
Muy curioso era el pabellón de las Islas Comores (primera participación en la Biennale, al igual que los Emiratos Árabes, la República de Gabón, Montenegro y el Principado de Mónaco). El pabellón consistía en una barcaza, a estas alturas ya semihundida en el agua, a la entrada de los jardines de la Bienal. Ha sido realizada por el artista Paolo W. Tamburella. El nombre de la obra es Djahai, nombre que reciben las embarcaciones tradicionales de las Comores utilizadas para el transporte. Su uso fue prohibido en 2006 tras la modernización del puerto principal. La embarcación que perece en aguas venecianas está hecha con materiales de deshecho traídos desde aquel archipiélago. La obra trata de indagar en las dinámicas postcoloniales y se ha convertido en metáfora de la globalización.
Detournement Venise 2009
En todas las demás ciudades que el turista visita, antes de encontrar la imagen que de ella tiene en mente, debe atravesar interminables y siempre decepcionantes periferias. En Venecia no, todo es tal y como uno imagina, ya la conocemos incluso antes de adentrarnos en ella.
Quizá por este motivo en esta Biennale Elisabeth Sarah Gluckstein y Gabriele Perretta han llevado acabo Detournement Venise 2009. Un original proyecto que tiene como objetivo mirar la ciudad con nuevos ojos. Es un homenaje al situacionismo. El detournement, nacido en 1957, es un método de enajenamiento que modificaba la forma de ver objetos y lugares conocidos arrancándolos de su contexto habitual.
Más de cien artistas
Los dos impulsores del proyecto han seleccionado a cien artistas y han distribuido sus obras, de muy distinta índole, por toda la ciudad, desde palacios normalmente cerrados al público hasta iglesias, canales, hospicios y zonas abandonas.
Al público se le invita a deambular, a perderse, a practicar un recorrido alternativo al de la exposición principal para ir poco a poco encontrándose sorpresas artísticas. A los espectadores se les entregó distinto material sobre Detournement Venise 2009 y un mapa de la ciudad. Un mapa pintado con acuarelas. Un mapa ideal para perderse en Venecia, que a fecha de hoy, tendrá que esperar dos años hasta que se celebre de nuevo con todas sus virtudes y contradicciones la bienal más famosa del mundo.