Esta distinción fue creada en 1982 en memoria del famoso dibujante Rafael de Penagos (Madrid, 1889-1954), considerado como el más importante representante del movimiento de renovación que se produce en el campo de la ilustración gráfica española durante los años veinte y treinta. Desde su creación, el Premio Penagos de Dibujo se sigue convocando anualmente y ha sido concedido a algunos de los más importantes artistas de nuestro panorama actual.
Presidido por Alberto Manzano Martos, presidente del Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre, y con Pablo Jiménez Burillo, director general del Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre como vicepresidente, el premio cuenta con importantes personalidades del sector del arte y la cultura, como Manuel Borja-Villel, director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; Francisco Calvo Serraller, catedrático de Hª del Arte y crítico de arte; Eugenio Carmona Matos, catedrático de Hª del Arte; Juan Fernández-Layos Rubio, vocal del Consejo Asesor del Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre; Julián Grau Santos, artista; Leandro Navarro Ungría, galerista; Rafael de Penagos, escritor; y Guillermo Solana, conservador jefe del Museo Thyssen-Bornermisza
Antonio López es uno de los representantes del realismo contemporáneo español. Su obra se caracteriza por un sentido investigador de la realidad y está considerado como el actual padre de la escuela realista madrileña. Su estilo ha influido en numerosos artistas. Desde joven demostró un gran talento con el dibujo, por lo que su tío Antonio López Torres, reconocido paisajista, le animó a dedicarse a la pintura. Desde entonces el dibujo estará muy presente en toda su obra. Entre 1950 y 1955 estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Una vez finalizados sus estudios, alternó su trabajo entre Tomelloso y Madrid. Es en esa época cuando realiza sus primeras exposiciones individuales (entre 1957 y 1961) en esta última ciudad. A partir de 1957, su obra registra un cierto giro surrealizante: figuras y objetos que flotan en el espacio, imágenes sacadas de contexto que se relacionan de forma conflictiva empiezan a poblar sus cuadros. La veta fantástica se mantiene al menos hasta 1964 -todavía es muy perceptible en Atocha, terminado ese año-, aunque, desde 1960, pierde intensidad. Desde 1964 y hasta 1969 fue profesor encargado de la Cátedra de Preparatorio de Colorido en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. En los años sesenta y buena parte de los setenta su prestigio crece de manera silenciosa pero efectiva, exponiendo poco, pero con éxito cada vez mayor. Hasta los años ochenta las exposiciones individuales han sido escasas: París y Turín en 1972, y París, de nuevo, en 1977. En 1985, coincide su primera antológica en el Museo de Albacete con una retrospectiva en Bruselas en el marco de Europalia’85, que ese año se dedicó a España. Un año después, dos nuevas muestras en Nueva York y Londres son el pórtico de la gran antológica celebrada en 1993 en el Museo Reina Sofía de Madrid, definitiva consagración de una talla universal que estaba reconocida ya desde hace años. Su obra está influida por Salvador Dalí, de quien tomó el gusto por la realidad y el predominio del dibujo sobre la pintura. Asimismo, en su estilo realista se identifican la temporalidad y el deterioro de lo material. Antonio López García es, en definitiva, un artista que busca, dentro de la realidad que lo circunda, los aspectos más cotidianos tratados con un enorme detallismo fotográfico como, entre otras obras maestras demuestra el cuadro Cuarto de baño. En el año 1985 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias; y desde enero de 1993 es miembro de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
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