Lo bueno dura poco
Simone Felice, miembro de la banda The Felice Brothers, es el artífice de este proyecto llamado The Duke and The King, en el que desarrolla algunas facetas musicales que con su otra banda se veían limitadas. Aunque, básicamente, lo que ha querido Simone es desmarcarse de sus hermanos y hacer un disco más personal a nivel compositivo bajo otro nombre artístico.
De modo que junto a un buen amigo como es Robert ‘Chicken’ Burke, Simone creó un puñado de canciones para reparar algunas heridas dolientes, especialmente la de la pérdida de su hijo cuando todavía era un bebé. Nothing gold can stay es un disco tranquilo, para escucharlo con calma. Tan solo dura 34 minutos, pero es tiempo suficiente para conmover y deleitar. Es un disco en el que los grandes protagonistas son la guitarra y la voz, a pesar de que haya otros instrumentos como bajo, batería y violín.
Las diez canciones del disco
La primera canción del disco, If you ever get famous es una preciosa canción en la que la ambientación musical y los coros soul complementan el sonido folk. Así, este tema se ha convertido en el single más importante de la banda. The morning I get to hell es una especie de canción de cuna con una letra un tanto surrealista. Su ritmo es constante y pegadizo.
A pesar de las experiencias vividas, parece ser que en la memoria de Simone todavía hay sitio para el amor. Still remember love es una canción alegre que parece querer traer buenos recuerdos a todo el que la escuche, huyendo de la melancolía. Union street es una de las mejores canciones del disco, folk-rock en estado puro. Un tema con un constante halo de esperanza en sus armonías, parece que todo va mejorando a medida que la canción suena.
Uno de los mejores momentos del disco llega con Lose myself, una canción corta pero muy intensa, orquestada, acompañada con una guitarra solista en segundo plano que suena constante. Suzanne es una pieza que se acerca a la frontera y suena algo country. Guitarras sly, un poco de blues y trompetas casi mariachis. Con Summer mornign rain, vuelven a sonar folkies, recuerdan al primer Dylan; hablando de cotidianeidades para transmitir sentimientos universales.
Otra canción que parece compuesta en el campo, alrededor de un fuego y con unas cervezas y unos colegas es Water Spider. Un tema inspirado en la naturaleza que da paso a I’ve been bad, una corta composición en la que Simone canta a solas con la guitarra algo que suena sencillo y casi maquetero.
El disco se cierra con One more American song, una canción algo triste que resume lo que es este Nothing gold can stay, un disco sencillo y sin grandes pretensiones, características que le convierten en un gran disco. Canción a canción y también en su conjunto.
The Duke and The King en concierto
Los conciertos de este cuarteto son intimistas y casi familiares. Interpretan las canciones de su disco de un modo clásico. Sin embargo, suelen traer consigo canciones de otros artistas en sus shows, rindiendo así homenaje a The Beatles, Sam Cooke, Neil Young o los mismos Felice Brothers.
Además de Simone a la guitarra acústica y voces, Robert ‘Chicken’ Burke toca el bajo y hace coros, les acompaña Simi Stone al violín, y a la batería, Zachary Alford, un afro-americano con «pintas raperas», con una delicada sensación del ritmo y con una voz sensacional, aportando soul y gospel a los coros.
Próximamente estarán de gira por Europa y se dejarán caer por alguna que otra ciudad ibérica.