El libreto narra como la familia escocesa Ashton ha tomado el castillo de Ravenswood, obligando a su último propietario, Edgardo, a vivir fuera de su casa ancestral. Los cambios políticos conducen a Enrico Ashton a casar a su hermana Lucia, que está enamorada de Edgardo, con el influyente noble Arturo Bucklaw, enlace con el que Enrico piensa recuperar prestigio y posición.
Falsa traición
Con la ayuda de Normanno, capitán del castillo a las órdenes de Enrico, éste engaña a Lucia haciéndole creer que Edgardo se ha olvidado de ella. Lucia firma las capitulaciones y va a contraer matrimonio con Arturo, momento en que aparece Edgardo y, ante la situación, se siente traicionado por su amada.
La noche de bodas, mientras se celebra la fiesta, Raimondo, capellán del castillo, interrumpe en la fiesta para anunciar que Lucia se ha vuelto loca y ha matado a Arturo. Aparece Lucia, en la escena más célebre de la ópera, mostrando su locura hasta su fallecimiento. Edgardo ha citado a Enrico a un duelo y en su desesperación, al sentirse traicionado por Lucia, está dispuesto a que Enrico ponga fin a su vida, pero cuando Raimondo le informa de la muerte de la joven, Edgardo decide suicidarse para unirse a Lucia en el mas allá.
Lucia en inglés era nueva para mi, pero Donizetti transformó a Lucia en Lucie cuando la presentó en París, porqué en aquel momento la capital francesa era la cima de la actividad cultural. Quién sabe si Donizetti hoy en día la habría adaptado al inglés para su representación en Londres. Pero, además de esta curiosidad del idioma, había otros motivos interesantes para acudir a la representación. Se trataba de una edición crítica realizada conjuntamente por Gabrielle Dotto y Roger Parker, que, según este último, trata de presentar la ópera según la compuso inicialmente Donizetti, y que ha llegado hasta nuestros días con modificaciones, unas surgidas del propio compositor y otras por las variaciones que se han producido como consecuencia de la interpretación, fundamentalmente en el papel de Lucia.
Cambios relevantes
Parker recupera un rol más relevante para Normanno, así como un diálogo entre Edgardo y Enrico y otro entre Lucia y Raimondo que colaboran al desarrollo argumental.
Desde el punto de vista musical, dos modificaciones fundamentales, una, el cambio de flauta por la armónica de cristal en la escena de la locura, y la otra, al final de dicha escena, en la cadencia para flauta y soprano queda suprimida la flauta.
La armónica de cristal fue un instrumento ideado en 1761 por Benjamin Franklin, al disponer varios vasos de forma concéntrica en un eje horizontal que producían un sonido al accionarse una manivela mediante la presión de un pedal. Este instrumento fue una mejora del inicial ideado por Richard Pockrig en 1744, quien consiguió la música moviendo los dedos en diversos vasos con diferentes cantidades de agua (esto se puede ver en la calle en algunas ciudades turísticas europeas).
Parece que Donizetti modificó la inclusión inicial de la armónica de cristal por la flauta unos días antes de su presentación temiendo una disputa con el Teatro de San Carlo de Nápoles, donde se estrenó en 1835, a raíz de un incidente en aquellas fechas con el compositor Domenico Pezzi por el uso de este instrumento que en un principio decían que tenía un sonido celestial, pero que caería en desuso debido a creencias populares acerca de sus posibles perjuicios para la salud.
La introducción de la flauta en la cadencia es un hecho que parece que se produjo a finales de los 80 del siglo XIX, como consecuencia de la aparición de la soprano australiana Nelly Melba.
El reparto
La producción de David Alden nos presenta paredes desconchadas y ventanas por las que salen y entran los protagonistas, con una Lucia tipo muñeca con temor de su hermano que parece abusar sexualmente de ella. Edgardo viste de escocés y el coro y resto de intervinientes parecen ambientados en la Inglaterra victoriana. Funciona bien el movimiento escénico excepto para una salida de escena de Edgardo que realiza por la ventana tipo Cherubino en Le nozze di Figaro y que aquí, si me permiten, no viene a cuento.
Anna Christy (Lucia) posee una voz de bello timbre, sin mucha potencia y que, al igual que Barry Banks (Edgardo), parece sentirse a gusto con el inglés y con el enfoque dado por la edición de Parker (menos coloratura y más dramatismo). Estas interpretaciones y otras en EE.UU. le han servido para interpretar Olympia la próxima temporada en el Met.
Barry Banks está correcto en el dúo con Lucia y crece en la representación hasta la escena final, donde a pesar de que está casi brillante, es donde más encuentro a faltar el italiano. Brian Mulligan (Enrico Ashton), barítono estadounidense graduado por la Julliard School, hace pensar si es que no podían haber encontrado en toda la isla un intérprete sin necesidad de irlo a buscar tan lejos. Lucia, aun en inglés, no debería recordarnos a Britten.
Clive Bayley (Raimondo) y Phillip Daggett (Normanno), este último surgido del coro del teatro, fueron dignos acompañantes.
La buena orquesta del teatro fue dirigida por Antony Walker, con la sutileza requerida por la partitura, cuidado de las voces de solistas y buena prestación del coro. Mención para Alexander Maguerre, armónica de cristal.
Londres. Lucia di Lammermoor. English National Opera.
4 de febrero de 2010.