Esta espectacular muestra inaugural, titulada Chefs-d’oeuvre?, permanecerá abierta hasta el próximo 25 de octubre y es una reflexión sobre el concepto, la historia y la actualidad de la "obra maestra", incluyendo 780 piezas de artistas modernos y contemporáneos, entre ellos Pablo Picasso, Henri Matisse, Salvador Dalí, Vasily Kandisky y Alberto Giacometti. Del conjunto de obras expuestas, 700 han sido elegidas entre las 65.000
propiedad del Pompidou de París.
La idea de descentralizar el Centro Pompidou ya estaba en el aire en la década de 2000 como parte del movimiento internacional de expansión de instituciones de prestigio como el MoMA, el Guggenheim o la Galería Tate. En concreto, fue propuesta en 2000, tras el éxito del "modelo Bilbao", por su entonces director, Jean-Jacques Aillagon, natural de Metz y que de 2002 a 2004 desempeñaría el puesto de ministro de Cultura francés.
Director audaz
Lille, Lyon, Montpellier fueron candidatas, pero Metz –ciudad de 130.000 habitantes– venció. Situada al noreste del país, lindante con Alemania, Bélgica y Luxemburgo, a una hora y media de París en tren, capital de la Lorena y del Departamento de Mosela, Metz es una de las ciudades con mayor patrimonio arquitectónico medieval de Francia y, al tiempo, con un menor patrimonio de arte moderno, circunstancia que primó en su elección como sede del nuevo Pompidou.
El concurso de arquitectura se inició en marzo de 2003, su primera piedra fue colocada en 2006 y el edificio –de unos 12.000 metros cuadrados– fue entregado en febrero. El nuevo Pompidou, que estará dedicado a la creación artística multidisciplinar de los siglos XX y XXI, ha costado algo más de 70 millones de euros y tendrá un presupuesto anual de unos 10 millones.
El director del nuevo centro es el que fuera conservador jefe del Museo Nacional de Arte Moderno de Beaubourg, Laurent Le Bon, uno de los comisarios de arte más audaces del panorama francés. Le Bon se ha fijado un ambicioso objetivo: atraer a 400.000 visitantes al año.