Las ministras de Defensa, Carme Chacón, y Cultura, Ángeles González Sinde, han estado presentes en la inauguración, a la que también asistió el presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, José María Barreda.
El Museo –de cuyo proyecto arquitectónico son responsables Francisco Fernández Longoria y Dionisio Hernández Gil– articula su oferta cultural en torno a cuatro ejes: el propio edificio que lo aloja; sus 20 salas de exposición permanente; los restos arqueológicos; y las ofertas culturales que se deriven de su actividad. Además, la nueva sede dispone de diez almacenes y cuatro talleres de restauración.
Vasta colección
Esta institución museística conserva en la actualidad alrededor de 36.400 piezas –aunque no todas se encuentran en su nueva sede–, de las que aproximadamente 12.500 son armas. De esta enorme colección –una de las tres mejores del mundo, según el Ministerio de Defensa– sólo se expondrán alrededor de 6.500 piezas, todo a partir de una entrada en la que los visitantes podrán observar los numerosos restos arqueológicos hallados en los trabajos de remodelación. Así, restos de murallas romanas, árabes y de los Trastámara se han incorporado a la exposición en su entrada.
En la inauguración, Carme Chacón señaló el valor excepcional de sus colecciones, que convierten al Museo del Ejército, junto a los de París y Londres, en uno de los tres de historia militar más importantes del mundo.
Hasta 2009, el Museo del Ejercito ocupaba una parte del antiguo palacio madrileño del Buen Retiro –más en concreto de su legendario Salón de Reinos– , edificado por Felipe IV y del que se conservan muy pocos restos. El Salón de Baile, que hoy conocemos como Casón del Buen Retiro, tuvo diversos usos y albergó desde los años 70 la colección del Museo del Prado de arte del siglo XIX. Tras la ampliación de la sede principal del Prado diseñada por Rafael Moneo, estos fondos del XIX se han llevado a ella, y el Casón ha sido reformado y adaptado como Centro de Estudios del museo.
El coste de la remodelación y el traslado a Toledo ha sido de 101,4 millones de euros; 75,6 aportados por el Ministerio de Cultura y 25,8 por Defensa. Coincidiendo con el traslado, el Museo se ha convertido en un museo de titularidad y gestión estatal a cuyo frente figura un patronato en el que se sientan, entre otros, el presidente de Castilla-La Mancha y el alcalde de Toledo. El director seguirá siendo un general, pero éste contará con el apoyo de un director técnico, funcionario del cuerpo facultativo de conservadores de museos.
Historia de un edificio
El Álcazar de Toledo, edificio simbólico, se emplaza en la zona más alta de la ciudad de Toledo, teniendo sus orígenes más remotos en la época romana. Situado en un punto estratégico de la ciudad, durante la época visigoda, Eurico conquista la ciudad y Leovigildo establece en ella la capitalidad, dejando modificaciones y adaptaciones en dicho edificio, considerado y concebido inicialmente como una gran fortaleza. Durante los reinados de Alfonso VI y Alfonso X El Sabio se rehace, dando origen al primer alcázar de planta cuadrada con torres en los ángulos, y fachada principal de tres cuerpos. En el siglo XVI Carlos V y Felipe II ordenaron erigir el Alcázar como tal.
Las fachadas oriental y occidental fueron las que recibieron un tratamiento más sencillo, siendo la fachada meridional donde Covarrubias centró el carácter representativo y emblemático del edificio. El patio, diseñado por Covarrubias en 1550, es la pieza más clásica y monumental del conjunto que, junto con la escalera, diseñada por Villalpando y construida por Juan de Herrera, dotan al edificio de un aspecto solemnemente triunfal, en clara sintonía con la proporción y monumentalidad clásica del conjunto.
Testigo de la historia
En cuanto a sus acontecimientos históricos, el edificio ha estado marcado por distintos hechos históricos (la Guerra de Sucesión, la Guerra de la Independencia, la Guerra Civil Española…), sufriendo asedios, incendios, etc. Tras su parcial destrucción durante la Guerra Civil se comenzó una laboriosa reconstrucción que no terminó hasta finales de los 70.
Su imagen actual es la de un imponente edificio con cuatro fachadas, cada una con un estilo artístico distinto y que ha tenido diferentes usos, entre otros: Academia de Infantería, Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha y, ahora, Museo del Ejército.