La obra, montada sobre un marco con cristal, presentaba tensiones y arrugas provocadas por su adhesión a un lienzo y por soportar su peso en la parte inferior, lo que además propiciaba la acumulación de polvo y suciedad. Todas las grietas mostraban signos de haber sido tratadas con un adhesivo acuoso que propició la aparición de manchas. Se detectaron igualmente pliegues y pérdidas de pigmento que indican que la pieza debió estar enrollada y sufrió algún aplastamiento.

La intervención del IPCE ha incluido la limpieza minuciosa del dibujo mediante brocha y bisturí y la reintegración con grafito en las zonas de roces. Se ha sometido a un proceso de humectación para relajar las tensiones que acusaba y se ha colocado posteriormente sobre tablero. Asimismo, se reforzaron los bordes con cartón neutro antes de ser montada de nuevo sobre el marco.