En ese preciso momento Chillida descubrió que ese idílico enclave era exactamente el lugar con el que tanto tiempo había soñado para acoger su obra. Su leku, su hogar, el futuro Chillida-Leku.

En 1984 deciden comprar una parte de la finca que incluía el caserío en ruinas. Se trataba de un lugar ideal para albergar sus esculturas durante el proceso último de oxidación del material. Una vez terminado este proceso, las obras salían desde aquí para ser exhibidas y vendidas por el mundo.

Un hogar para la escultura

Poco a poco van restaurando el caserío bajo la supervisión del arquitecto Joaquín Montero, mientras Chillida comienza a coleccionar su propia obra de modo que Chillida-Leku se va convirtiendo en un verdadero conjunto escultórico que empieza a dar forma a su antigua idea de levantar un museo que sirviera de hogar para sus esculturas.

El museo finalmente se inauguró de forma oficial el 16 de septiembre de 2000, solo un par de años antes de que el escultor, ya con su sueño cumplido, falleciera, en agosto de 2002. Un recinto compuesto por un jardín de 12 hectáreas dominado por hayas, robles y magnolios en el que se encuentran más de 40 esculturas, un auditorio donde se exhiben imágenes del artista mientras trabajaba, una zona de descanso con tienda y por último, como pieza central, el caserío Zabalaga que alberga las obras de menor formato realizadas en acero, alabastro, granito, terracota, yeso, madera o papel.

Una obra "tallada" por el propio Chillida

Chillida-Leku es un espacio escultórico en sí mismo, una obra más del artista donde se plasma de modo perfecto su visión de la forma, el espacio y el tiempo acumulado. “Mi padre salió de Hernani y volvió al mismo sitio. Este lugar es su alma”, declaraba hace poco en una entrevista al Diario Vasco su hijo Luis, director del museo.

La financiación de todo el proyecto fue asumida exclusivamente por el patrimonio familiar, lo que en todo momento permitió a Eduardo Chillida afrontar libremente su idea y el trabajo de llevarla a cabo, consiguiendo un conjunto final que se correspondía exactamente con lo que él soñó en su día. De acuerdo con sus deseos, todas las esculturas situadas en los jardines pueden ser tocadas y disfrutadas por los visitantes, aunque no así las que se encuentran expuestas en el interior del museo, realizadas en materiales más frágiles.

26/09/2010 · Celebración 10 Aniversario