Si volvemos a repasar los nombres citados al principio, resulta difícil imaginar cómo habrá conseguido el museo hacer hueco a tantos y tan grandes artistas en las paredes de sus salas.

Dicho esto, y tendiendo en cuenta que estos siete nombres no son más que el principio de una larga lista, que alcanza la treintena, el trabajo de montaje y exposición resulta casi irrealizable; irrealizable y, a su vez, magnífico, ya que una vez más, el Metropolitan ha hecho posible lo imposible, acogiendo en sus salas la primera muestra retrospectiva dedicada al grupo The Pictures Generation.     

La desilusión de la utopía

Aquellos artistas que alcanzaron la mayoría de edad en los años 70 se encontraron con una América desilusionada y rota. Un país que empezaba a ser consciente de que las promesas de transformación política y social realizadas tras la guerra de Vietnam nunca se cumplirían.

La promesa utópica de la contracultura había dado paso a un pastiche comercializado de posturas rebeldes previamente envasadas para el consumo, y como consecuencia de los bruscos cambios vividos, y de un desordenado aceleramiento histórico de la revolución sexual, se vivía en un ambiente de histeria y neurosis colectiva.

En ese mismo momento, la anterior generación de artistas parecía haber traspasado, de manera dramática, la barrera de lo que resultaba posible en el terreno del arte, ya fuese a través de la completa desmaterialización del objeto estético o por medio de los procesos catastróficos y las vistas sublimes del mundo natural, como hizo Robert Smithson, que perdió la vida en el intento, en 1973.

Los nuevos artistas tuvieron muy claro desde el principio que tenían a su disposición el inmenso repertorio de imágenes con las que habían crecido –los medios de masas, como la televisión y el cine, la música pop y las revistas–, que constituyó, para todos, una especie de quinto elemento. Todos ellos establecieron con este material una relación esquizofrénica: por un lado, formaban parte del juego, como consumidores, y a su vez aprendieron a adoptar una actitud fría y crítica hacia estos mecanismos de seducción y deseo, gracias a la influencia que ejerció sobre ellos la lectura de filósofos franceses y críticos de cultura como Michel Foucault, Roland Barthes y Julia Kristeva.

The Pictures Generation

Una de las ideas en torno a la cual giraba el pensamiento de estos escritores era que la identidad no es innata y orgánica, sino que se adquiere a través de refinadas construcciones sociales, de género, raza, sexualidad y ciudadanía. Construcciones incorporadas dentro de las instituciones de la sociedad y cuyos efectos se obtienen gracias a los medios de comunicación. Barthes extendió este concepto a la posibilidad misma de originalidad y autenticidad en su manifiesto de 1967 La muerte del autor, en el cual declaraba que cualquier texto (o imagen), en vez de emitir un significado determinado a través de una voz particular, era más bien una mezcla de citas que a su vez referían  a otros textos.

La última línea del ensayo de Barthes, "el nacimiento del lector debe ser a costa de la muerte del autor", era una llamada a las armas para un grupo de artistas que usaban como medio de expresión la fotografía, el vídeo, y la performance, conocidos como The Picture Generation, debido a la exposición Pictures, que se hizo de su trabajo en el Artists Space de Nueva York.

Ambigüedad y crítica

Hoy, más de treinta años después, el Metropolitan rinde un merecido homenaje a todos aquellos artistas que de una u otra manera contestaron a la llamada de Roland Barthes. La recreación de aquella primera exposición no puede ser más clara y ya el nombre elegido para ella, The Pictures Generation, es un claro aviso.

La muestra supone una revisión de este fenómeno a través de la obra de 30 artistas que fueron unificados alrededor de la idea de que la cultura de masas había usurpado la realidad y falsificado nuestras percepciones.

La exposición empieza con los primeros trabajos de los alumnos de John Baldessari en el Institute of the Arts, de California, Matt Mullican, David Salle, y Jack Goldstein, que fue el líder del grupo y unos de los artistas más innovadores de los Pictures. En una nueva era, en la que los aparatos de reproducción mecánica, como las fotocopiadoras, cintas de música, y vídeo, estaban al alcance de cualquiera, estos artistas cuestionaron que es un “original” y que significa ser “autor”.

En las siguientes estancias se puede ver la obra de Cindy Sherman, Laurie Simmons, Richard Prince y Louise Lawler. Las últimas salas acogen las espectaculares pinturas y ensamblajes realizados por Jack Goldstein, Troy Brauntuch, Robert Longo y David Salle, así como las obras de Barbara Kruger, Ericka Beckman y Dara Birnbaum. La exposición, que incluye también piezas de John Baldessari, Barbara Bloom, Eric Bogosian, Glenn Branca, Rhys Chatham, Charles Clough, Nancy Dwyer, MICA-TV y Thomas Lawson, nos muestra la ambigua relación que establecieron estos artistas con la cultura de los medios, una relación en constante tensión, en la que el amor y el odio tienen igual cabida.  Una ferviente critica del poder que la imagen, manipulada por la sociedad, tiene sobre los individuos, y que se realiza a través de los mismos medios que esta “corrompida sociedad” utiliza, el vídeo, la fotografía, la televisión, mordaz manera.

 

Nueva York. The Pictures Generation, 1974–1984. The Metropolitan Museum of Art.

Hasta el 2 de agosto de 2009.