La obra de Kapoor se caracteriza fundamentalmente por la fusión de estilos culturales de Oriente –de donde procede–, y Occidente –donde reside–; mezcla que ha generado una obra tan característica como es la suya y que le ha convertido en uno de los artistas más cotizados del planeta.

Oscuridad y evocación

En la primera de las series, Shadow, la oscuridad se convierte en el motivo principal de su creación debido a su asociación con lo indefinido y lo ambiguo. Por otro lado, el color absorbe la luz y parece emerger de las sombras, lo que nos remite de nuevo a la tensión, en este caso entre opacidad y transparencia, entre luz y oscuridad.

En la segunda serie, Etching, Kapoor recupera con pigmentos elementos que evocan directamente a sus propios trabajos escultóricos, como las piezas de forma orgánica que remiten a contenedores o umbrales y puertas, lugares de paso a esa otra dimensión temporal a la que apunta toda su obra.

Resultado final

El resultado final acerca al espectador a la tradición del arte moderno y a la abstracción, aunque en su caso muy alejado del simple formalismo. El objetivo de Kapoor es que el espectador se separe del mundo material en el que se encuentra y conecte a nivel corporal y simbólico, gracias al absoluto cromático, con el espacio-tiempo particular de la obra.

El intenso color es algo muy propio de la obra de este artista, cuyas piezas son casi siempre monocromas y aparentemente simples, de formas curvas que evocan lo orgánico. Son todas ellas una mera invitación a buscar el sentido de las cosas, y no el significado.

 

Madrid. Anish Kapoor. Shadow & Etching. Galería La Caja Negra.

Hasta el 30 de abril de 2009.